29.4.08

En busca de Dyfed

Aquí, nuestras fotos de Stackpole-Warren, en el parque nacional costero de Pembroke, Gales, en el antiguo reino medieval de Dyfed




Bosque de Ciarán y Olwen
La preciosa St. Govan´s Chapel



Vista desde St. Govan

Rocas en las que St. Govan se escondió de los piratas que le perseguían


Barafundle Bay: playa de Ciarán e Aoife






Playa de Barafundle


Camino a Barafundle Bay


El "gorse" típico de la zona (aulaga)

28.4.08

Cú Chulainn y Ferdia, cúlmen de la épica irlandesa


Sería más fácil decir “sin palabras” pero entonces no diría nada y este post sería muy corto y la verdad es este libro merece un post más largo.

El combate entre Ferdia y Cú Chulainn yo diría que es la pieza principal de la épica irlandesa, unas diecisiete páginas extraordinarias. Todavía me parece sorprendente que algo que tiene tantos años pueda ser a la vez tan intenso, tan cercano y tan poético.

Dicen los estudiosos que los relatos de la épica celta siempre tratan de conflictos de lealtades enfrentadas y, en este caso, ese conflicto es cósmico, sobrehumano, propios de los héroes inmensos que son los dos contrincantes.

El combate en sí es titánico, nada que envidiar al conflicto Aquiles-Héctor (sin duda los que lo han puesto en palabras conocen a Homero de primera mano) pero el conflicto no tiene nada que ver pues los dos griegos son representantes de sus respectivos ejércitos y no se deben lealtad más allá del fair-play. Cú Chulainn y Ferdia son nada menos que hermanos adoptivos, en este caso, compañeros de entrenamiento desde los siete años.

Como se puede el lector imaginar, en el relato no nos esperan sólo unas bofetadas colosales sino también tormentas enteras de dudas, sufrimiento y culpabilidad. Es fascinante cómo, a la caída del sol, después de la señal de tregua (un abrazo y tres besos) los dos guerreros pueden volverse a ver desde la perspectiva del corazón y no del deber y cómo se recuerdan mutuamente, durante todo el combate, aquellos buenos tiempos, cuando éramos pequeños e íbamos a enfrentarnos a la gente por ahí.

Las descripciones, como en todo el conjunto del libro (el combate con Ferdia es sólo el clímax) son de una imaginación y unos detalles maravillosos. Dicen los estudiosos que, para describir al héroe Cú Chulainn, los poetas se inspiraron en el paso de cometas y en verdad que el protagonista parece un fenómeno celeste de tanto fuego, luz, colores y nimbus, o halo heroico, como tiene a su alrededor. Cú Chulainn es caracterizado durante toda saga como un metamórfico, es decir, puede cambiar su aspecto y convertirse en un monstruo cuando le posee su “furia de batalla”, que le convierte en una especie de guerrero en trance o de berserker que escapa al control de sí mismo. Una de las grandes joyas es las descripción (varias páginas) de las transformaciones del héroe desde su forma más monstruosa a la más bella (¡sólo por esas páginas merece la pena todo el libro!). La descripción de las armas, de sus ropas, etc. son también de una fantasía y espectacularidad que van más allá del manga o de la ciencia ficción. Una historia trágica y emocionante.


La isla de Skye, dominio de Scáthach y lugar de entrenamiento de Ferdia y Cú Chulainn


Voy a traducir un fragmento pequeño, sin spoilers, con fines meramente descriptivos para dar idea de las dimensiones de tal encuentro:

El enorme alto héroe se inclinó sobre Ferdia, vasto como un gigante fomoriano o como un hombre del reino del mar. Lucharon juntos tan cerca que sus cabezas se tocaron en la cima y sus pies en el suelo y sus manos en el medio alrededor de los bordes y los pomos de sus escudos. Tan cerca lucharon que sus escudos se partieron y estallaron desde el borde hasta el vientre: tan cerca lucharon que sus lanzas se combaron y se colapsaron, gastadas desde la punta hasta los remaches: tan cerca lucharon que los bordes de los escudos y los puños de las espadas y los cuerpos de las lanzas gritaron como demonios y goblins de la cañada y arpías del aire: tan cerca lucharon que sacaron el río de su curso y fuera de su lecho dejando un espacio seco en mitad del vado tan grande como para que cupiera el último montículo funerario de un rey o de una reina.

Este combate forma parte de un relato llamado Táin Bó Cuailgne o “El robo de ganado de Cooley”, la madre de todas las guerras irlandesas, dentro del ciclo de relatos del Ulster, que se sitúa en el siglo I aunque su paso al papel es, como no podía ser de otra forma, medieval.


La fiera reina-guerrera Medb, de Connacht, enemiga de Cú Chulainn


The Táin es una edición barata, de bolsillo y que es una auténtica joya para todo el que le guste este género. Recomiendo leerlo con cuenta gotas y sólo en momentos de total soledad y concentración, si se quiere ante un paisaje espectacular o con la BSO de Gladiator de fondo (dura más o menos lo mismo que se tarda en leer y además el tono de las canciones le va perfecto a las partes). Recomiendo la versión de Thomas Kinsella, que se puede comprar en Amazon. No sé si habrá alguna traducida al español, lo que sería aún más recomendable pues es mejor entender palabra por palabra. Hay una versión de Ciarán Carson nueva, pero esta no es la que yo tengo, dicen que está más adaptada y es ligeramente menos fiel en la traducción, menos arcaica, pero ya que te metes....

Una experiencia muy recomendada para todos aquellos que quieran saber más de Cú Chulainn (y de su terrible arma secreta, la imparable gae bolga), que derrotó a todas las provincias de Irlanda (excepto el Ulster, que era la suya propia) ¡sin ayuda ninguna!




Aquí, el joven Sétanta obteniendo su nombre legendario, Cú Chulainn (el perro de Culann) al derrotar al susodicho (la pelota de hurling le entró al perro por delante y le salió por detrás)

Una historia de miedo dublinesa

Esto me llegó desde Glasgow, Escocia:
This incident took place in Dublin a while ago and, although it sounds like an Alfred Hitchcock take, it's true according to local towns people.
John Bradford, a Dublin University student, was walking on the side of the road hitchhiking on a dark and stormy night. The rain and fog was so severe he could only see a few feet ahead of him. There were no cars in sight and John was beginning to panic.
Suddenly, he saw headlights approaching. The car was traveling very slowly and came to a stop in front of him. Desperate for shelter and without thinking about it, John got into the car and closed the door. Only then did he realize there was nobody behind the wheel and the engine wasn't running. The car started moving forward slowly. John looked at the road ahead and knew the car was approaching a sharp curve. Scared that the car would go over the embankment, John started to pray for his life. Just before the car hit the curve a hand appeared through the drivers side window and turned the wheel. John was paralyzed with fear and terror as he watched the hand repeatedly come through the window though it never touched or harmed him.
Shortly thereafter, John saw the lights of a Pub ahead. Gathering all his strength, he opened the car door, jumped out, and ran towards the Pub. Soaking wet and out of breath, he rushed inside and started telling everyone about the horrible experience he just had. A silence enveloped the Pub when everyone realized he was crying.......and wasn't drunk.
Suddenly, the Pub door opened and two other people walked in to escape the stormy night. They, like John, were soaking wet and out of breath. Looking around, and seeing John Bradford sobbing at the bar, one said to the other, 'Look Paddy, there's that fooking idiot that got in our car while we were pushing it.'

16.4.08

Radio matutina

Imagina que vas en el coche a dejar a tus hijos al colegio y pones tu programa favorito de radio y se ponen a hablar de ti y sobre lo que puedes o no puedes hacer... Bueno, eso le ha pasado a Bono y esto es lo que ha hecho

Yo tambien fui a ver U23D y fue espectacular. Tan inspiradores como siempre

8.4.08

Carta abierta

Estimados Sres. de Iberia:
Como ustedes ya deben saber, durante el último trayecto que hicimos juntos las cosas no salieron exactamente como esperaba.
Me asignaron ventana, cierto, pero en la última fila del avión y en el único asiento que parecía tener algo parecido a un chicle negro y viejo pegado y que me obligó a mantener las piernas cruzadas durante toda la travesía. Habían pedido por megafonía que los pasajeros de cola embarcaran antes pero ustedes no hicieron distinciones al pasar la tarjeta, con lo cual resultó en un "tonto el último" que, en realidad, fue un "tonto el de la última fila", ya que tuve que esperar a que todo el mundo acomodara maletas, compras, abrigos, bebés... Para poder llegar hasta mi asiento (el del chicle). Mi compartimento superior lo encontré lleno de mantas y almohadas.
Tuve que colocar todas mis pertenencias sobre mis propios pies, cruzados, eso sí, para evitar apoyarme en el chicle. Tenía hambre ya al despegar, Sres. de Iberia. Llevaba casi dos días sin comer a causa de las cuatro horas de ingesta ininterrumpida de la boda del sábado. Sin embargo, ya había pasado y esperaba con impaciencia la hora de resarcirme. No había menú en la bolsita, junto a mis instrucciones de seguridad. Se lo pedí a la pasajera de al lado, que me respondió por señas. Leía una novela en flamenco. Pedí un periódico al azafato y me dijo que no tenían, sólo uno de Iberia que hablaba sobre nuevos motores y sobre las resoluciones de Bruselas acerca del uso de móviles a bordo. Bueeeno. Tenía sueño, así que decidí amodorrarme un poco, ante la falta de alicientes. Sabía que debía tener cuidado. No había dormido mucho últimamente y sé que el carrito de la comida no se detiene ante los durmientes. Había seleccionado el sandwich del día y no quería perderlo.
Me despertaron unas sacudidas de quitar el hipo (sólo el hipo, que no el hambre). Hacía mucho que no veía a un piloto tan torpe. Mientras el avión se balanceaba a un lado y al otro como el barco vikingo en una feria, pensé en la putada que debía ser irse al Otromundo con el estómago vacío y con ganas de comerte lo que sea. Recé dos padrenuestros. Rogué a Dios, que, lo que tuviera que ser, porque así estuviera dispuesto, por favor lo retrasase hasta que pasara el carrito de la comida. Las turbulencias se calmaron y el carrito despegó como una exhalación, corrió, voló por delante de mis ojos, con sus bocadillos al viento, hacia su destino en la cabecera del avión. Parecía ser que el piloto paquete sería el primero en comer y que le seguirían los tropecientos pasajeros que nos separaban a mí y a mi adorado sandwich. La flamenca de al lado trajo sus propias galletas y las engullía con gusto. No importaba porque mi momento llegaría. En mi mente, ascendí el sandwich. El del día ya no era suficiente. Pediría el sandwich Club. "Un día es un día".
La espera se me hizo eterna, pero, con gran esfuerzo, conseguí no dormirme. El carrito, a leguas de distancia, se acercaba poquito a poco hacia mí. La gente debía elegir, cambiar de opinión, pagar, recibir el cambio... La misma operación cientos de veces. El resto del vuelo transcurría y quedaban quince minutos para aterrizar pero ya casi lo tenía. Atendieron a los asientos al otro lado del pasillo, éramos los últimos. Veía dos bocadillos en el carro y me preocupé un poco pero me insistí en que no iban a acabarse, que los Sres. de Iberia habrían previsto bocadillos para todos los pasajeros, que tendrían más en los cajones del carrito, donde se ponían las bandejas cuando todavía daban una comida decente. Una señora parlanchina pidió un sandwich Club y despareció el único que había a la vista. Cambió de opinión y se llevó otro de queso. El sandwich Club reapareció milagrosamente. "Están jugando con mis sentimientos", me dije. El sandwich aparecía y desaparecía como el conejo de Pascua asomando por la madriguera. Ahora me ves, ahora no me ves. Un tipo extranjero lo pidió y se llevaron al conejo por las orejas, quedándome a mí sólo la Pascua. La que me habían hecho.
El azafato se volvió hacia mí.
- ¿Qué quiere?
- Un menú Club.
- No quedan. Se han llevado el último.
- Bueno, ¿qué tienen?
- No queda nada.
- ¿Nada? ¿Ningún bocadillo? ¿Ni sandwich? ¿Nada con pan?
- No hay nada de comer.
Analicemos la última conversación, como si fuera uno de estos listening de estos que ponen en las academias de inglés:
1. ¿Qué quiere?: ¿Crueldad intolerable o simplemente ineptitud emocional? Para qué me pregunta que qué quiero ¡Si ya tenía la respuesta preparada! Quiero un palacio en Granada, no te jode.
2. No quedan. Se han llevado el último: SE HAN LLEVADO. Mentira. No se lo han llevado. Esto no es un fenómeno natural, desconocido y misterioso. SE LO HAS DADO TÚ, que te he visto.
3. No queda nada. La Nada, el caos, la destrucción. Se cierne sobre mí. La gran Nada abrumadora.
4. No hay nada de comer.
Mencionó la palabra prohibida, se agarró a las asas del carrito, tomó carrerilla y desapareció por el fondo del pasillo, como un fantasma, una quimera, lo que nunca fue. El carrito pasó a ser humo y yo soy el único pasajero que se quedó sin comer. Miré al señor sandwich Club, a la señora del queso, a la flamenca de las galletas... Me imaginé levantándome y desparramando sus viandas, vaciando sus cocacolas, pisoteando sus patatas en el suelo alfombrado del pasillo. Espero que pasen en el baño el resto de sus miserables vidas. Me abroché el cinturón. "Ahora sí, Señor, ya se ha hecho lo que se ha podido. Haz lo que tengas que hacer".
Mientras caíamos en picado, con las sacudidas y los bandazos, mientras las mantas y almohadas caían por toneladas desde el compartimento superior, miraba con satisfacción a los aterrados pasajeros, en especial a los ya mencionados: "Ahora que, ¿eh? ¿De qué os sirve estar ahora en las primeras filas? Ya sabéis lo que dicen sobre el reino de los cielos: los últimos serán los primeros".
Me jode, Sres. de Iberia. Me jode haberme muerto sin hincarle el diente a su sandwich ¡Si hasta a los condenados se les concede una última comida! Si me reencarno alguna vez les voy a poner una larga queja en su buzón de sugerencias. Todos los pasajeros deben tener opción adquirir su sandwich, independientemente de su raza, edad, sexo y localización dentro del aparato. Para colmo me han perdido el equipaje. Viendo cómo quedo el aparato al estrellarnos no creo que ya lo encuentren. Estoy muy decepcionada con ustedes. Con tanto zarandeo, durante el siniestro se me pegó el chicle a la falda y, como pueden imaginar, aquí no hay tintorías. Tampoco cafeterías, ni restaurantes, como se pueden imaginar.

Atentamente,

Pasajero 24 A.-

(Basado en hechos reales)

4.4.08

Britannia romana

En nuestro periplo por el suroeste de Inglaterra encontramos muchas señales del paso de los romanos por allí. Es fabuloso todo lo que se conserva y en qué condiciones. Recomiendo mucho el paseo Google Earth sobre la muralla de Adriano (Hadrian´s wall). Pese a lo que uno pueda pensar, esta proeza romana se conserva prácticamente entera y desde el aire se puede ver perfectamente, no solo la propia muralla, sino todos los asentamientos, fortalezas y trabajos del terreno, pozos, etc. que hicieron las legiones durante su estancia allí. Sólo hay que localizar las fotos que la gente ha ido poniendo para recorrerla y es todo un placer para los amantes de la arqueología (o del Google Earth)


La diosa triple celta en los baños de Aquae Sulis (actual Bath)


Fusión de la diosa celta local Sulis, con la diosa Minerva, lo que da a la ciudad el nombre de santuario de Sulis Minerva. En el medallón se funden, en el pelo, los atributos solares de Sulis y las serpientes de Medusa, símbolo de Minerva (Atenea griega). Los baños son considerados también un lugar religioso (agua y religión van unidos tanto como para romanos como para celtas) y se conservan las ruinas del templo, los patios y varias salas termales.

Las fuentes curativas de Sulis Minerva. En el agua se han encontrado depósitos de ofrendas y objetos perdidos, así como maldiciones escritas en plomo y plegadas sobre sí mismas.

Ejemplo:

Docilianus… A la más sagrada diosa Sulis. Maldigo a aquel que me ha robado mi capa con capucha, hombre o mujer, esclavo o libre... Que la diosa Sulis le envíe la muerte y que no le permita sueño ni hijos, ni ahora ni en el futuro, hasta que retorne mi capa con capucha al templo de su divinidad.

Qué barbaro, todo por una capa, que encima él mismo se había quitado para bañarse en el agua... Deberían haber puesto carteles como los de ahora: "no descuide sus pertenencias" o haberla dejado en una taquilla, que para entonces ya los romanos usaban en los baños.







Anfiteatro de Isca Caerleon, fortaleza-campamento de la Legión II Augusta, cerca del actual Cardiff. Este es el asentamiento legionario mejor conservado de la región, con muro, zanja, etc.





Romano y celta britano en el Museo de las legiones romanas de Caerleon



Vista nocturna de la playa de Dorset, lugar cerca del cual, según algunos, se encontraba Banna Venta Berniae (el mercado de la lengua de tierra), donde se crió San Patricio. Esta sería la playa donde desembarcaron los piratas que le capturaron.