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26.9.08

Aniversario de la Revolución Azafrán en Myanmar

Lágrimas por la fallida Revolución del Azafrán
(Fuente: Diario El Mundo)


DAVID JIMÉNEZ

BANGKOK.- Los monjes han regresado a sus monasterios, los presos políticos siguen en sus celdas y los generales disfrutan impunes del saqueo del país desde sus mansiones. Por un momento, hace ahora un año, los birmanos creyeron que todo podría cambiar y que la dictadura eterna de Rangún podía ser tumbada.

Salieron a la calle, se enfrentaron a la Junta y desafiaron el miedo que les había paralizado durante décadas. La Revolución del Azafrán, sin embargo, estaba condenada a no serlo.
Los primeros días de manifestaciones pasaron desapercibidos para el mundo durante el mes de agosto y gran parte de septiembre de 2007. Unos cuantos monjes protestando contra el mayor y más brutal Ejército del sureste asiático, ¿qué podían hacer?

Pedí un visado en la embajada birmana por si acaso, convencido de que no me lo darían. Pero mientras uno a uno mis colegas eran rechazados en la ventanilla consular birmana en Bangkok, el funcionario de turno me devolvió el pasaporte con un visado de entrada. Tuve que mirarlo varias veces para asegurarme de que no se trataba de un error.

Un taxi aguardaba en la puerta con mi equipaje, sorteamos los interminables atascos de Bangkok y llegué justo a tiempo de coger el último vuelo del día a Rangún. Mientras volaba, los soldados habían iniciado la represión y los primeros cuerpos tiroteados yacían en las calles.
Atrás habían quedado dos décadas de terror, desde que en 1988 la Junta militar había aplastado el anterior intento de liberación de los birmanos con la masacre de cientos de estudiantes, cerrando el país, arruinando su economía y vetando la educación de las nuevas generaciones (las universidades fueron cerradas).

Armados sin nada más que el coraje.

No reconocí a la Birmania a la que regresaba. La gente te recibía en las calles entre vítores, insultaba abiertamente a los generales y portaba fotografías de Aung San, el héroe de la independencia nacional y padre de la líder de la oposición Aung San Suu Kyi. Y el miedo, pensé, ¿qué había sido de él?

Armados sin nada más que el coraje, con la paciencia agotada y la sensación de no tener mucho más que perder después de haber sido sumidos en la pobreza por una camarilla de líderes ineptos y corruptos, los birmanos marchaban por las calles, rezaban ante sus pagodas y seguían con fidelidad ciega a sus monjes.

Ellos eran, a sus ojos, la única autoridad moral que podía hacer frente a la fuerza de las armas.
A la mañana siguiente, el 27 de septiembre, escuché desde la habitación del Hotel Traders unos cánticos casi inaudibles. Me asomé a la ventana y vi a un pequeño grupo de manifestantes frente a la Pagoda Sule. Cuando bajé a su encuentro ya eran varias docenas, después cientos y una hora después varios millares.

Se sentaron frente a los soldados y empezaron a cantar lemas budistas, llamadas a la compasión y anhelos de libertad. Se podría haber encontrado un espíritu más agresivo en las gradas de un estadio de fútbol. Y, sin embargo, era así como los birmanos querían cambiar la historia de su país: la suya iba a ser una revolución pacífica o no lo sería.

Varios camiones cargados de soldados atravesaron la avenida de la Pagoda Sule hasta situarse en cabeza de los manifestantes. Se bajaron y sin previo aviso empezaron a disparar. Al principio pensé que los soldados utilizaban gases lacrimógenos y balas de fogueo.

Aún conociendo la brutalidad del régimen, no podía entender que fueran a masacrar a su propia gente de aquella forma. No corrí hasta que vi a los primeros heridos de bala, su pecho ensangrentado y su mirada de incomprensión mientras sus amigos cargaban con ellos, tratando de ponerlos a salvo.


Los manifestantes corrían en todas direcciones. Yo lo hice por el lateral de la derecha, donde se encuentra el Hotel Traders. El fotógrafo japonés Kenji Nagai lo hizo por la izquierda, donde la muchedumbre se atropellaba en su huida y hacía imposible correr suficientemente rápido.
Cayó al suelo, trató de protegerse con su cámara o quizá tomar una última imagen de su verdugo-, el soldado apuntó con su fusil y disparó a bocajarro. Murió al instante.
No había duda: el Ejército estaba dispuesto a bañar las calles de sangre antes que perder el poder. No importaba cuántos inocentes tuviera que matar. 100, 200, 10.000... Nadie sabe cuántos fueron finalmente. No fueron los miles que anunciaban algunos grupos birmanos ni las decenas que admitió el Gobierno.

Probablemente varios cientos. Imposible saberlo porque muchas familias nunca reclamaron los cuerpos de sus hijos por miedo.

'¿No ven que estamos solos?'

Las redadas y ejecuciones se repitieron por toda la ciudad. Seguí marchando con los manifestantes, una masa cada vez menos numerosa de gente que corría, gritaba y se escondía, en escaramuzas que se alargaron toda la tarde. Llevaban pancartas improvisadas en las que insistían en que la suya sería una revolución pacífica.

Cantaban. Lloraban. Las revueltas siguieron algunos días, pero la revolución había muerto en las dos jornadas de cristales rotos del 26 y 27 de septiembre. El miedo se había vuelto a abrir paso en Birmania. Una vez más, a tiros.

"¿Por qué no viene nadie a ayudarnos?", decían los últimos manifestantes, tratando de reavivar su sueño de libertad, conscientes de que se escapaba la oportunidad.

"¿No ven que estamos solos?", preguntaban entre carrera y carrera para salvar la vida. ¿Qué decirles? ¿Que a ninguno de los que podían hacer algo les importaba lo que les ocurriera, ni en Washington ni en Pekín ni en la vecina Bangkok?

¿Qué su Revolución del Azafrán sería pronto olvidada y que la Junta había vuelto a ganar? ¿Qué su revolución había estado destinada, desde el principio, a no serlo?

Fuente aquí

7.5.08

Myanmar otra vez

El año de la desgracia en Myanmar. No sólo fracasó el intento de liberarse de una dictadura militar (unos pocos esclavizan a unos muchos a base de imponer el terror, desposeer y pegar tiros) sino que, además, ahora queda arrasada por un ciclón:

http://www.elmundo.es/elmundo/2008/05/06/internacional/1210067847.html

Lo segundo ha sido una catástrofe y podría paliarse mejor de no poner su gobierno tantas trabas (visados, demoras de la ayuda, etc.). Las ONGs españolas se están volcando con la crisis y muchas de ellas han abierto fondos de emergencia o han enviado ya ayuda (Cruz Roja ha enviado una gran parte, Intermón ha destinado fondos especiales, Unicef ha enviado ya 5 misiones). Os dejo los enlaces directos:



Si quieres ayudarles, aquí están los enlaces directos algunas ONGs que están contribuyendo:

Cruz Roja - Página destinada a la catástrofe, dentro de su apartado Emergencias

Intermón Oxfam - Fondo especial para paliar el desastre de Myanmar


Lo primero ha sido una oportunidad perdida para un pueblo que es pacífico por naturaleza y con muy mala suerte. Por desgracia, a pocos meses del bravo intento de los habitantes por liberarse, el conflicto de Myanmar ya es relegado por los medios como una de las "guerras olvidadas". Aquí se puede encontrar información sobre los abusos en el país y cómo está la situación.


Y luego está la actitud de China, que es el principal apoyo de los dictadores. La política de China con respecto a su vecino, la desfachatez con que se presenta en los círculos internacionales y dice, con actitud y palabras, que, no sólo no condena los abusos sino que, espera que el régimen opresivo continúe por mucho tiempo (ya que les conviene tenerles en su órbita) es para no volverles a admitir en ningún foro de ningún tipo. Se codean con países que funcionan con las reglas de la democracia y los derechos humanos, ponen buena cara pero a la hora de la verdad, sin escarbar mucho, les salen sus verdaderos intereses y la idea que tienen de los valores y los derechos de la gente. China hace, ahora mismo, que el mundo sea un lugar mucho peor, más salvaje, incivilizado e injusto. Estoy de acuerdo con los que dicen que el espíritu olímpico se ha visto seriamente dañado con darle a los chinos las olimpiadas y espero que sean las menos vistas y menos visitas de la historia del deporte. Ojalá sigan utilizándolas para seguir haciéndoles chantaje con que se abran a reformas democráticas porque parece que es lo único que les duele un poco.



Un tipo en una seta me envió recientemente esta foto sobre la manipulación y desinformación en China, en el que se ve a los militares a punto de ponerse sus ropas de monje para armar disturbios y causar violencia, para desacreditar su causa ante el mundo (los monjes estaban, en realidad, secuestrados en los monasterios). Esta fotografía llega de un técnico de proyectos de cooperación de Intermón Oxfam.

4.10.07

Necesaria presión sobre Birmania

Las noticias sobre la crisis birmana han dejado de aparecer en la mayoría de los medios, en parte por la escasez de noticias e imágenes que nos llegan de allí, cuando está muy lejos de solucionarse y peligra el respeto a los derechos fundamentales de miles de personas. El evitar el maltrato y la tortura a los presos (muchos de ellos monjes o civiles del mundo de la cultura y el arte, como el humorista Par Par Lay, que mantenía activo su espectáculo estuvimos el año pasado de visita en el país) depende en gran medida de que los ojos de la comunidad internacional permanezcan fijos sobre la Junta Militar y sus desmanes. No permitamos que decaiga el interés y se asuma este atropellamiento de los derechos humanos como algo natural y aceptable. Es revelador el siguiente texto de El País (3 de octubre):
"Nadie ve lo que está pasando en Myanmar (antigua Birmania), pero las noticias siguen llegando. A pesar del esfuerzo de la Junta Militar por silenciar la represión contra los ciudadanos rebeldes y poner buena cara a la diplomacia internacional, la cadena británica BBC informó ayer, citando fuentes de grupos paramilitares financiados por el Gobierno, que unos 4.000 monjes arrestados en las manifestaciones de la semana pasada serán llevados en secreto al norte del Myanmar. Los monjes budistas que encabezaron las protestas están siendo confinados mientras tanto en un colegio y en un antiguo recinto deportivo. Algunos han dejado de comer.
El traslado secreto de los monjes da una idea de que el Gobierno militar se resiste a perder la guerra mediática. De Yangon (antigua Rangún) no llegan apenas imágenes de lo que está pasando y las noticias que transmite la prensa del régimen dibujan un panorama de color de rosa, con dirigentes sonrientes y dispuestos a recibir a los diplomáticos de la ONU. El objetivo indisimulado es que el interés por lo que ha estado sucediendo estos días en ese país lejano comience a decaer.

Ayer, los grupos paramilitares cercanos al régimen se dedicaban a reclutar a la gente más pobre de las ciudades para participar en una contramanifestación a favor del Gobierno a cambio de dos dólares y bajo la amenaza de tener que pagar siete si no quieren tener problemas más graves, informó ayer la radio Mizzima, un canal de periodistas birmanos que transmite desde países vecinos como Tailandia.

Lo que ocurra en Myanmar en los próximos días depende mucho de eso y de la presión que se haga sobre el país"
Una excelente cobertura de la crisis se puede encontrar en El País:
O bien en la BBC:
Haz click aquí para seguir la cobertura de Amnistía Internacional:
Si todavía no lo has leído, te recomiendo El septimo velo de Juan Manuel de Prada, sobre los disidentes de París durante la II Guerra Mundial. Además de estar excepcionalmente bien escrito, creo que da buena dimensión de lo que es estar encerrado y torturado por un régimen dictatorial.

28.9.07

Urgente: Apoyo al pueblo birmano

Ante la represión gubernamental de la que están siendo víctimas los monjes y civiles que se manifiestan en Birmania (Myanmar) para pedir cambios democráticos, Amnistía Internacional ha convocado movilizaciones en 13 ciudades españolas, para protestar por la violación de los derechos humanos en este país.

La organización quiere expresar su solidaridad con los manifestantes pacíficos, exigir que no sean disueltos de forma violenta, pedir la liberación de los presos, de la premio Nobel San Suu Kyi y hacer un llamamiento a la comunidad internacional para que no se repitan los sucesos de 1988 que terminaron con unos 3.000 muertos.

Con este fin se han convocados diversos actos públicos bajo los lemas '¡No más represión a las protestas pacíficas!' y '¡Libertad para los presos de conciencia!'.

Estas manifestaciones se sumarán a las que activistas de AI llevan a cabo estos días en otras ciudades del mundo como Manila, Washington, Londres, Hong Kong, Katmandú, Ginebra, Dublín, Santiago de Chile o Bruselas con el mismo fin.

Listado de concentraciones

Madrid: 30 de septiembre, 12.00h. C/ preciados esquina Callao. El director de la Sección Española de AI, Esteban Belrán, leerá un manifiesto.
Bilbao: 28 de septiembre, 17.00 a 20.00 horas. Paseo del Arenal.
Castelldefels: 30 de septiembre, a las 12:00 horas. Pza. de la Iglesia.
Castellón: 1 de octubre, a las 17.00 horas. Del Ágora de la UJI hasta la Plaza María
Cerdanyola: 29 de septiembre, por la tarde. Muestra de Entidades Solidarias.
Córdoba: 30 de septiembre, a las 12:00 horas. Plaza de las Tendillas.
A Coruña: 30 de septiembre, a las 20:00 horas. Obelisco.
León: 29 de septiembre, a las 12:00 horas. Plaza de Botines
Menorca: 30 de septiembre, a las 20.00 horas. En Ciutadella.
Molins de Rey: 30 de septiembre, a las 10:00 horas. Cursa de San Miguel.
Sevilla: 29 de septiembre, a las 10:30 horas. Ayuntamiento.
Tarragona: 30 de septiembre, a las 13:00 horas. Estatua dels despullats.
Vitoria: 29 de septiembre, a las 12:00 horas. Estatua del Caminante, en la calle Dato.

Urgente: apoyo a Birmania

Apoyo a la "Revolución del azafrán":

Firma la petición al presidente chino, Hu Jintao y el resto del consejo de seguridad de la ONU::” Afirmamos el derecho de los ciudadanos birmanos a manifestar pacíficamente. Les pedimos que se opongan a la represión violenta de los manifestantes y que apoyen un proceso de reconciliación y democratización en Birmania. Les imploramos que asuman su responsabilidad e intervengan inmediatamente para prevenir una tragedia.”
Después de décadas bajo el yugo de la brutal junta militar, los birmanos han salido a las calles a protestar contra las terribles condiciones de vida bajo la dictadura y necesitan nuestra ayuda. Más de 100.000 personas, la mitad de ellas monjes budistas, han tomado la calle. En 1988, la última vez que la oposición democrática manifestó, la junta asesinó a miles de personas, y parecen listos a hacerlo de nuevo.

Pero esta ocasión podría ser diferente si el mundo se une los birmanos. La reunión anual de la ONU empieza hoy en Nueva York. Llevemos nuestro mensaje de solidaridad con los manifestantes birmanos a la ONU, y exijamos que se presione a los generales a negociar pacíficamente en vez de reprimir con violencia a los manifestantes. Entregaremos nuestro mensaje esta semana al consejo de seguridad de la ONU, particularmente al presidente chino, Hu Jintao, hasta ahora el mayor defensor de la junta en la ONU. Firma nuestra petición de apoyo a los manifestantes pacíficos en Birmania, y corre la voz ahora:

http://www.avaaz.org/es/stand_with_burma/.php?cl=20521955&signup=1

Por más de cuatro décadas, la dictadura militar ha reprimido a la oposición: encarcelando a la líder pro-democracia y Nobel de la paz, Aung San Suu Kyi después de que fue elegida democráticamente, destruido pueblos enteros e institucionalizado los campos de trabajo forzado. Además de la represión política, las últimas medidas económicas de la Junta han hundido al país en la miseria. Un tercio de los niños sufre de malnutrición y millones de personas comen una sola vez al día.

La semana pasada, un grupo de monjes budistas, altamente respetados en Birmania, marchó pacíficamente en las calles rezando cánticos de paz. Las protestas se han propagado rápidamente y cada día decenas de miles de birmanos ordinarios rompen el ciclo de miedo e intimidación y se unen a ellas.
La junta ha amenazado con reprimir violentamente a los manifestantes y los soldados rodean ya a varios de los manifestantes, pero duda en atacar a los respetados monjes. Varios manifestantes ya han sido agredidos y la masacre de 1988 podría repetirse si la comunidad internacional, y sobretodo China, no advierten que ese tipo de violencia tendría repercusiones fuertes.

Una respuesta rápida y organizada de la sociedad civil mundial podría marcar la diferencia entre más violencia o el inicio de la democratización. Por favor, ayúdanos a demostrar la solidaridad del resto del mundo con los monjes y los manifestantes birmanos. Exijamos en la ONU, y a China en particular (quien no quiere que ningún escándalo le arruine los próximos Juegos Olímpicos) que presionen a los generales ésta semana en la ONU.

Petición de ayuda al exterior: http://www.elmundo.es/elmundo/2007/09/28/internacional/1190952271.html

Carta abierta de solidaridad:
http://www.elpais.com/articulo/opinion/Birmania/hora/solidaridad/elpporopi/20070926elpepiopi_7/Tes