Después de Dorset nos dirigimos hacia Stonehenge y Avebury, que se encuentran en el suroeste de Inglaterra, camino de nuestro destino final: Gales.
Para el primero de los dos círculos, el más famoso, se utilizaron piedras de dos tipos: las que aparecen más grandes, que son autóctonas (acarreadas unos 20 km) y las pequeñas del círculo interior (Preseli Bluestone), traídas de Gales (unos 300 km.), aprovechando seguramente las vías fluviales. La temperatura de ambas es diferente: al poner la mano sobre las segundas, deberían estar más frías (pero nosotros hicimos la prueba y depende mucho de donde se proyecte el sol). Erigido por los neolíticos y dispuesto en forma de calendario, sigue permaneciendo como un paisaje misterioso que atrae a miles de turistas al día (doy fe). A pesar de la gente y de las expectativas, el monumento no decepciona: la fuerza del viento y de los elementos ayudan a dotarlo de un áura mística que es difícil encontrar en otros lugares.
Hacia el norte se encuentra Avebury, el círculo de piedras más extenso del mundo: un pueblo entero se encuentra construido en mitad del mismo. Al igual que en Stonehenge y otros lugares sagrados (como las colinas irlandesas: Tara, Emain Macha (Navan Fort), Cruachain, etc.), se encuentra protegido por zanja y resalto. Al contrario que en los monumentos defensivos (hillforts, fuertes, castillos), en los lugares sacros la zanja y resalto se construye a la inversa, es decir, de adentro hacia afuera. De esta manera, es a las fuerzas divinas del monumento a las que se mantiene en el interior, para que no salgan, mientras que el mundo exterior queda defendido. Esto se ve muy claramente en los extraños anillos que se aprecian alrededor de Tara en las vistas aéreas. Las defensas de tierra de estos lugares no son para que los invasores de fuera no entren, sino al revés, para lo que hay dentro no invada el mundo de los vivos...
2 comentarios:
Qué chulo, siempre quise ir a ese lugar ...
J
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R
...
lo siento me he quedado flipado o_0
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