7.7.08

Rock Werchter 2008


Werchter para todos los públicos. Y no sólo por la edad, que también (algunos niños con sus padres en el último día) sino por gusto musical. Desde el rock de los clásicos (Neil Young y Nick Cave), hasta los alternativos consagrados (Radiohead, Sigur Rós, Beck), la electrónica (Moby, Chemical Brothers o Róisín Murphy) y rock más o menos popero (REM, Kaiser Chiefs, The Verve, Counting Crows, The Hives, Lenny Kravitz, The Kooks). Otros géneros tuvieron también su presencia con Jay-Z o Duffy. Este festival tuvo de todo y me congració de nuevo con ese género mastodóntico y agotador que son los macroconciertos veraniegos.


Mis adorados Editors no me defraudaron. Tocaron poco pero tocaron bien. Hermanos pequeños de U2, como me dijo un amigo, "los tengo en un marco". Me estremecen, me emocionan, me enchufan. Me tienen cogido el tranquillo, vaya. Ellos son lo que quiero oir. "Se dan un aire a U2. Como que suben suben...". Suben, elevan, estallan... Mi autopista particular hacia el cielo. Los cavernícolas que inventaron las drogas no conocían a Editors. De todos los géneros de rock, el mesiánico es mi favorito. Los Editors estuvieron extáticos, aunque, claro, sin llegar a "When the streets have no name" (ese cúlmen de los himnos rockero-religiosos). En verdad que todas las religiones del mundo saben que la música te acerca a Dios. Tengo que darles la razón. El otro día, en el concierto, pensé que San Juan, cuando escribió el Apocalipsis, debía estar escuchando a Editors. Yo vi cantidad de cosas en ese concierto, al igual que con Björk. Esas voces son un transporte de lujo, muy por encima de los magic mushrooms.

No diré más de Editors aparte de que su último disco me pareció un 10 de principio a fin. Todas las canciones me parecieron buenas. Por otro lado debo disculparme con Sigur Rós, del que, aparte de la canción de infame nombre Hoppipolla, poco conocía. Después del derroche emocional, psíquico y físico (y vocal) de Editors y el poco feeling que me dio Ben Harper (que ya me aplanó del todo), la verdad es que no me quedó mucha voluntad para Sigur y Radiohead. El último no me gusta. Mira que lo he intentado. Sé que son buenos, lo sé. Me lo dice una parte del cerebro racional (hemisferio izquierdo?) pero a mí es que la música me entra por otro sitio y los Radiohead no lo han localizado. No alcanzan la médula espinal para canalizarse por todos los nervios. Lo de Radiohead no lo pillo. Pero sé que voy a lamentar no haberme preparado mejor a los Sigur Rós, artistas a la legua, se les ve en la cara (plateada) y en la orquesta que ponen en el escenario, con esas guitarras eléctricas, tocadas con arco de violonchelo. Su última canción me puso los pelos de punta, empecé a ver cosas de nuevo. Me costó hacerme el oído y cuando entré del todo ya era muy tarde y se iban. Han sido un descubrimiento y, a partir de ahora, les seguiré más.

Una vez comentado esto, me gustaron también REM, The Kooks, The Hives, Beck y The Verve. También el show de Moby. El resto, lo de siempre, todo muy sucio y mucha gente por los suelos, bebiendo hectólitros de cerveza o hablando en las baladas. Pero si no, no sería un festival. Perfecto el suelo, preparado para la lluvia (que llovió y mucho) y NO COMO EN IRLANDA. A mí no me ven el pelo en el barro del Oxegen o de Glastonbury nunca más (si toca U2 lo pensaré, pero sólo en ese caso. Venderé caro mi pelo). En cambio el transporte era pésimo en la conexión de Bruselas y, si no llevabas coche, morías del asco (algo que en Kildare no pasaba, pues en Dublín pusieron autobuses, todo hay que decirlo).

Aquí acaba el periplo festivalero del verano, con 4 días de no parar. Ahora, hasta el año que viene... Nuestras fotos propias, en este blog, muy próximamente.

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