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21.10.08

Bodas de sangre

LEONARDO:
“¡Qué vidrios se me clavan en la lengua!
Porque yo quise olvidar
y puse un muro de piedra
entre tu casa y la mia.
Es verdad. ¿No lo recuerdas?
Y cuando te vi de lejos
me eché en los ojos arena.
Pero montaba a caballo
y el caballo iba a tu puerta.
Con alfileres de plata
mi sangre se puso negra,
y el sueño me fue llenando
las carnes de mala hierba.
Que yo no la tengo culpa.
Que la culpa es de la tierra
y de ese olor que te sale
de los pechos y las trenzas.”

NOVIA:
“¡Ay qué sin razón!
No quiero contigo cama ni cena,
y no hay minuto del día
que estar contigo no quiera,
porque me arrastras y voy,
y me dices que me vuelva
y te sigo por el aire
como una brizna de hierba.
He dejado a un hombre duro
y a toda su descendencia
en la mitad de la boda
y con la corona puesta.
Para ti será el castigo
y no quiero que lo sea.
¡Déjame sola! ¡Huye tú!
No hay nadie que te defienda.”

LEONARDO:
“Pájaros de la mañana
por los árboles se quiebran.
La noche se está muriendo
en el filo de la piedra.
Vamos al rincón oscuro,
donde yo siempre te quiera,
que no me importa la gente,
ni el veneno que nos echa.”

NOVIA:
“Y yo dormiré a tus pies
para guardar lo que sueñas.
Desnuda, mirando al campo,
como si fuera una perra,
¡porque eso soy! Que te miro
y tu hermosura me quema.”

LEONARDO:
“Se abraza lumbre con lumbre.
La misma llama pequeña
mata dos espigas juntas.
¡Vamos!

NOVIA:
¿Adónde me llevas?

LEONARDO:
Adonde no puedan ir
estos hombres que nos cercan.
¡Donde yo pueda mirarte!”

NOVIA:
“Llévame de feria en feria,
dolor de mujer honrada,
a que las gentes me vean
con las sábanas de boda
al aire, como banderas.”

LEONARDO:
“También yo quiero dejarte
si pienso como se piensa.
Pero voy donde tú vas.
Tú también. Da un paso. Prueba.
Clavos de luna nos funden
mi cintura y tus caderas".


Federico García Lorca, Bodas de sangre

7.10.08

The wanderer

"The Wanderer", título de un poema anglosajón del Libro de Exeter, siglo X, que provenía de una tradición oral anterior y que Tolkien conocía bien:

Where is the horse gone? Where the rider?
Where the giver of treasure?
Where are the seats at the feast?
Where are the revels in the hall?
Alas for the bright cup!
Alas for the mailed warrior!
Alas for the splendour of the prince!
How that time has passed away,
dark under the cover of night,
as if it had never been!

Aquí, la versión de la película:


He aquí la versión de Tolkien:

Where now is the horse and the rider?
Where is the horn that was blowing?
Where is the helm and the hauberk,
and the bright hair flowing?

Where is the hand on the harpstring,
and the red fire glowing?
Where is the spring and the harvest
and the tall corn growing?

They have passed like rain on the mountain,
like a wind in the meadow;
The days have gone down in the West
behind the hills into shadow.

Who shall gather the smoke
of the dead wood burning,
Or behold the flowing years
from the sea returning?


Y para aunar pasiones he aquí la canción "The Wanderer", que U2 grabó con Johnny Cash y que fue lanzada con Zooropa en el 1993. Cuenta más o menos la historia del propio Johnny. Si aún no has visto "En la cuerda floja", con Joaquim Phoenix y Reese Witherspoon, te la recomiendo. Aquí, en el concierto de tributo:





Ya está disponible, por primera vez en DVD el mítico concierto "Under a blood red sky: Live from Red Rocks" del 1983. Este es mi concierto favorito. Bono con las botas y la bandera blanca, de leyenda.


El nuevo disco de U2 sigue adelante, para su publicación en 2009, con el título provisional "No line on the horizon"

28.7.08

Suzanne

Hasta ahora no le había prestado atención a esta letra pero es un gran poema...

Suzanne takes you down to her place near the river
You can hear the boats go by
You can spend the night beside her
And you know that she's half crazy
But that's why you want to be there
And she feeds you tea and oranges
That come all the way from China
And just when you mean to tell her
That you have no love to give her
Then she gets you on her wavelength
And she lets the river answer
That you've always been her lover
And you want to travel with her
And you want to travel blind
And you know that she will trust you
For you've touched her perfect body with your mind.

And Jesus was a sailor
When he walked upon the water
And he spent a long time watching
From his lonely wooden tower
And when he knew for certain
Only drowning men could see him
He said "All men will be sailors then
Until the sea shall free them"
But he himself was broken
Long before the sky would open
Forsaken, almost human
He sank beneath your wisdom like a stone
And you want to travel with him
And you want to travel blind
And you think maybe you'll trust him
For he's touched your perfect body with his mind.

Now Suzanne takes your hand
And she leads you to the river
She is wearing rags and feathers
From Salvation Army counters
And the sun pours down like honey
On our lady of the harbour
And she shows you where to look
Among the garbage and the flowers
There are heroes in the seaweed
There are children in the morning
They are leaning out for love
And they will lean that way forever
While Suzanne holds the mirror
And you want to travel with her
And you want to travel blind
And you know that you can trust her
For she's touched your perfect body with her mind.

24.6.08

The Edge of Love

Premiere mundial de The Edge of Love en el Festival de cine de Edimburgo, sobre los amores de Dylan Thomas (Gales 1914-1953).

Cillian Murphy en el papel de William, marido de Vera (Keira Knightley), primer amor del poeta (Matthew Rhys), casado con Caitlin MacNamara (Sienna Miller). Dirección de John Maybury (Expiación)

Creo que, de todas las parejas que ha tenido en el cine, está mujer es la que menos me gusta a su lado... A ver qué tal en la pantalla



De la primera fiebre del amor
(por Dylan Thomas, traducido por Vanesa Pérez-Sauquillo y Niall Binns)

De la primera fiebre del amor hasta su plaga, desde el suave segundo
y hasta el minuto hueco del útero,
desde el desdoblamiento hasta el tijeretazo umbilical,
el tiempo para el pecho y la verde edad del mandil
cuando ninguna boca se movía en torno a la hambruna colgante,
todo mundo fue uno, el viento de una nada,
mi mundo se bautizó en un río de leche.
Y fueron tierra y cielo como un cerro de aire,
sol y luna esparcieron una misma luz blanca.

Desde la primera huella del pie descalzo,
la mano que se alzaba, la eclosión del pelo
y hasta el milagro de la primera redondeada palabra,
desde el primer secreto del corazón, el fantasma premonitorio
y hasta el primer mudo asombro ante la carne,
el sol era rojo, la luna era gris,
la tierra y el cielo eran como el encuentro de dos montañas.

Prosperó el cuerpo, los dientes en el tuétano de las encías,
los huesos crecientes, el rumor de la simiente de hombre
en el glande santificado, la sangre bendijo al corazón
y los cuatro vientos, que hacía tiempo soplaban como uno,
proyectaron en mis oídos la luz del sonido,
invocaron en mis ojos el sonido de la luz.
Y fue amarilla la arena multiplicadora,
cada grano dorado escupió en su prójimo la vida,
verde fue la casa melodiosa.

La ciruela que recogió mi madre maduraba despacio,
el niño que cayó de la oscuridad a su costado
crecía fuerte en la luz segura del regazo,
musculoso, peludo, despierto a la llamada del muslo
y a la voz que, como una voz de hambre,
escocía en el ruido del viento y del sol.

Y desde la primera declinación de la carne
yo aprendí la lengua del hombre, a retorcer las formas del pensar
en el idioma pétreo del cerebro,
a sombrear y zurcir remiendos de palabras
dejadas por los muertos que en sus acres sin luna
no requieren calor de ninguna palabra.
La raíz de las lenguas termina en un cáncer consumido,
ese que es sólo un nombre, en la X de las larvas.

Aprendí los verbos de voluntad y tuve mi secreto;
el código de la noche tecleaba en mi lengua;
lo que fue uno sonaba ahora con muchas mentes.

Un solo útero, una sola mente, vomitaron la materia,
un solo pecho amamantó a la prole de la fiebre;
del cielo divorciador yo aprendí lo doble,
los dos marcos del globo que, girando, fue veinte;
un millón de mentes amamantaron a un retoño
como el que divide mi ojo;
y la juventud se condensó; las lágrimas de la primavera
se diluyeron en verano y en las cien estaciones;
un solo sol, un mismo maná, el calor y el alimento.

Foto desde la casa de Dylan Thomas en Laugharne, durante nuestro viaje a Gales

8.6.08

El mar, la mar, el mar...

Después de esta semana de protestas sobre el estado del sector pesquero, esta dedicatoria a pescadores y marinos, enfrentados desde hace siglos a ese "gran monstruo, devorador de hombres". Los poemas estaban escritos en las paredes de un pub en las costas irlandesas. Los cuadros son de Turner (acuarelas) o de Waterhouse (figuras) en su mayoría







For on the deck each starry night
The wild waves and the lame
I counts and knows ‘em all by sight
& some of them by name



I must go down to the seas again
For the call of the running tide
Is a wild call and a clear call
That cannot be denied






No dust I have to cover me
My grave no man can see
My tomb is this unending sea
And I lie far below
My fate, oh stranger, was to drown
And where it was the ship went down
Is what the sea-birds know.





The depths of sea, de Burne-Jones


Para ver el video de Naturaleza Muerta, de Mecano, haz click aquí




Estos son Tristán e Isolda, de Rogelio de Egusquiza (1910), Museo de Bilbao
Y finalmente, una criaturita marina. Escultura de Tristan Schane




31.1.08

Poema punk

Pues viendo la película Control (Anton Corbijn) el otro día me encontré con este personaje de la época, John Cooper Clark y su poema Chickentown:






Os dejo además los posters de una película atractiva, no sólo por su tema sino, sobre todo por su trío actoral:



Y por último, la interpretación de Spiderman, por Michael Bublé:




15.1.08

De la primera fiebre del amor

por Dylan Thomas, poeta galés (1914 -1953)



De la primera fiebre del amor hasta su plaga, desde el suave segundo
y hasta el minuto hueco del útero,
desde el desdoblamiento hasta el tijeretazo umbilical,
el tiempo para el pecho y la verde edad del mandil
cuando ninguna boca se movía en torno a la hambruna colgante,
todo mundo fue uno, el viento de una nada,
mi mundo se bautizó en un río de leche.
Y fueron tierra y cielo como un cerro de aire,
sol y luna esparcieron una misma luz blanca.

Desde la primera huella del pie descalzo,
la mano que se alzaba, la eclosión del pelo
y hasta el milagro de la primera redondeada palabra,
desde el primer secreto del corazón, el fantasma premonitorio
y hasta el primer mudo asombro ante la carne,
el sol era rojo, la luna era gris,
la tierra y el cielo eran como el encuentro de dos montañas.

Prosperó el cuerpo, los dientes en el tuétano de las encías,
los huesos crecientes, el rumor de la simiente de hombre
en el glande santificado, la sangre bendijo al corazón
y los cuatro vientos, que hacía tiempo soplaban como uno,
proyectaron en mis oídos la luz del sonido,
invocaron en mis ojos el sonido de la luz.
Y fue amarilla la arena multiplicadora,
cada grano dorado escupió en su prójimo la vida,
verde fue la casa melodiosa.

La ciruela que recogió mi madre maduraba despacio,
el niño que cayó de la oscuridad a su costado
crecía fuerte en la luz segura del regazo,
musculoso, peludo, despierto a la llamada del muslo
y a la voz que, como una voz de hambre,
escocía en el ruido del viento y del sol.

Y desde la primera declinación de la carne
yo aprendí la lengua del hombre, a retorcer las formas del pensar
en el idioma pétreo del cerebro,
a sombrear y zurcir remiendos de palabras
dejadas por los muertos que en sus acres sin luna
no requieren calor de ninguna palabra.
La raíz de las lenguas termina en un cáncer consumido,
ese que es sólo un nombre, en la X de las larvas.

Aprendí los verbos de voluntad y tuve mi secreto;
el código de la noche tecleaba en mi lengua;
lo que fue uno sonaba ahora con muchas mentes.

Un solo útero, una sola mente, vomitaron la materia,
un solo pecho amamantó a la prole de la fiebre;
del cielo divorciador yo aprendí lo doble,
los dos marcos del globo que, girando, fue veinte;
un millón de mentes amamantaron a un retoño
como el que divide mi ojo;
y la juventud se condensó; las lágrimas de la primavera
se diluyeron en verano y en las cien estaciones;
un solo sol, un mismo maná, el calor y el alimento.

Traducción de Niall Binns y Vanesa Pérez-Sauquillo