Cultura celta e irlandesa. Cuentos, leyendas, arqueología, mitología, poesía y épica para iluminar el camino
30.7.09
12.10.08
Roxana, Alejandro y Bucéfalo
Os dejo también un video de la banda sonora, con la escena bellísima de Alejandro y Bucéfalo (la relación que alimenta el mito de la amistad entre hombre y caballo, para todas las versiones posteriores. Para los que no lo sepan, dice la leyenda que Bucéfalo era un caballo indomable porque tenía miedo de su propia sombra y que fue Alejandro quien le enseñó a mirar hacia arriba. Esta es una de las escenas más emocionantes de la película) y también con los tambores de Gaugamela.
28.5.08
Salomón y la reina de Saba
Aquí para leer la noticia completa.
Aquí para ver el álbum de fotos.
Cantar de los Cantares (hebreo שִׁיר הַשִּׁירִים, Shir Hashirim). Aquí para leerlo completo
¡Qué hermosa eres, amada mía, qué hermosa eres! Tus ojos son palomas, detrás de tu velo. Tus cabellos, como un rebaño de cabras que baja por las laderas de Galaad.
Tus dientes, como un rebaño de ovejas esquiladas que acaban de bañarse: todas ellas han tenido mellizos y no hay ninguna estéril.
Como una cinta escarlata son tus labios y tu boca es hermosa. Como cortes de granada son tus mejillas, detrás de tu velo.
Tu cuello es como la torre de David, construida con piedras talladas: de ella cuelgan mil escudos, toda clase de armaduras de guerreros.
Tus pechos son como dos ciervos jóvenes, mellizos de una gacela, que pastan entre los lirios. 4:6 Antes que sople la brisa y huyan las sombras, iré a la montaña de la mirra, a la colina del incienso.
Eres toda hermosa, amada mía, y no tienes ningún defecto.
¡Ven conmigo del Líbano, novia mía, ven desde el Líbano! Desciende desde la cumbre del Amaná, desde las cimas del Sanir y del Hermón, desde la guarida de los leones, desde los montes de los leopardos.
¡Me has robado el corazón hermana mía, novia mía! ¡Me has robado el corazón con una sola de tus miradas, con una sola vuelta de tus collares!
Algunos apuntes históricos sobre el libro:
La atribución a Salomón parece ficticia. El hebreo empleado en el texto es tardío y con algunos arameísmos e incluso influencias del griego. Ricciotti por todos esos motivos filológicos y del uso de la simbología pone la fecha de redacción en el siglo IV aC.
28.3.08
En busca de Camelot
La actual Abadía de Glastonbury se asienta sobre construcciones muy anteriores. Se dice que podría ser el lugar donde está enterrado Arturo (vaya tontería, todos sabemos que sigue vivo en Avalón, esperando el momento de regresar) y también donde podría estar enterrado Palladius, primer obispo de los irlandeses (antes que San Patricio) y conocido como Senex Padrig (Patricio el Viejo) en los anales.
Aquí el castillo de Pembroke, en Gales (la región con mayor número de castillos por kilómetro cuadrado del mundo), que es como solemos imaginarnos Camelot. Abajo, cisnes retratados por Eladio, maestro de la luz y la composición :P
17.3.08
Santos guerreros
Estética aparte, la fiesta de San Patricio debería ser, sobre todo para los cristianos, una celebración del propio cristianismo, pero es patrimonio de todos. Este es de los pocos santos con los que se puede identificar todo el mundo, pues sus méritos no residen en milagros ni en tratados de teología, sino en una historia real, humana, escrita de su puño y letra en irlandés del siglo V. Esta historia se conserva, a través de dos documentos (su Confessio y la Carta a los soldados de Coroticus), como uno de los pocos testimonios sobre la sociedad irlandesa de su época y como la única odisea en primera persona sobre un esclavo que sufrió abducción por parte de los piratas que cruzaban el mar irlandés en aquel tiempo.
El otro día estuve en Notre Dame y me detuve ante la escultura que tienen allí de Juana de Arco. La muchacha, con sus escasos 19 (la quemaron por bruja a esa edad) iba pertrechada con su coraza y su espada, que es como también se representa tradicionalmente a otros santos: San Jorge, San Miguel, Santiago... La heroicización de los santos es un fenómeno medieval habitual. Al pueblo hay que presentarle las cosas como las puede entender: un héroe debe ir vestido como tal. De esta idea, parten también muchos sucesos que se incluyen en las llamadas "vidas de santos" medievales. Habitualmente el santo nace en circunstancias poco habituales (hijo de rey y esclava, amantado por lobos como Rómulo en el caso de San Ailbe, por ejemplo, capaz de vencer a la serpiente en la cuna, como Hércules, etc.), le suceden todo tipo de circunstancias milagrosas e incluso lidera batallas, que acaba ganando "con la ayuda de Dios". A día de hoy nos resulta chocante que tantos santos vayan "vestidos para matar" cuando el cristianismo predica lo opuesto. En muchos casos, como el de Juana de Arco, simplemente se asimilan a la caterva de héroes nacionales de toda la vida, a hombres semi-leyenda: no hay mucha diferencia con el Cid Campeador, Roldán (el de la chanson, no el de Laos), Arturo, etc.
Hablando de música, estuvimos también en un concierto nocturno de clásica en la Saint-Chapelle, a eso del anochecer, cuando una luz azulaba traspasaba todas las vidrieras, embrujando la capilla. Habría allí unos pocos puñados de personas. La Saint-Chapelle fue hecha para reyes y nobles y realmente uno se siente como un rey allí, disfrutando de algo tan hermoso y que en principio fue tan exclusivo. Es la maravilla del siglo XXI: la democratización de ciertas cosas sublimes, que antes sólo estaban reservadas a unos pocos. La mayoría de las veces, mientras escucho música, me parece alucinante poder disfrutar de ella como quiero y cuando quiero. Cuánto ha ganado la humanidad con los cassettes, el CD y el MP3! Antes, si tenías suerte y eras rey, quizás podías disfrutar de la interpretación del mejor músico local, durante una fiesta o un banquete. Ahora podemos disfrutar, no del mejor intérprete, no ya del país o del continente, sino del mundo entero. Es más, de todas las épocas de la humanidad: música del medievo, de los setenta o de anteayer. En nuestra casa, en el coche, camino de la compra! Bono canta para mí cada vez que se lo pido, por un coste irrisorio. A día de hoy todavía me parece alucinante.
13.2.08
La bebida de las manos de mi amor
El nombre de Mebd, que es la diosa de la soberanía de Tara significa "la que intoxica", la que emborracha. De su nombre parece que proviene el de "mead", hidromiel. Es la diosa (representación de la tierra) que ofrece el vino o el licor a los gobernantes, que son sus consortes mortales. El acto de que la reina ofrezca al rey la copa forma parte de los rituales de inauguración reales de la antigua Irlanda y contribuye a situar al rey en su papel simbólico, a medias entre la tribu y los dioses.
Este gesto nos aparece también representado, por extensión, en la leyenda de Tristán e Isolda (de origen gaélico, por transformación de la de Diarmuid y Gránia), con un significado muy distinto, pues aquí es un filtro de amor el que, involuntariamente, se está compartiendo.
Os dejo con esta canción de Transatlantic Session, con Julie Fowlis y en su original en Gàidhlig (Scottish Gaelic) y la traducción debajo, en cursiva. No la puedo incrustar, así que seguid el link ;), es muy bonita, merece la pena:
Biodh an deoch seo 'n làimh mo rùin (The drink would be in my love's hand)
http://ie.youtube.com/watch?v=MnBBQ-_D2Hc
Òladh neo na òladh càch i
Whether he or the others were drinking
Biodh i làn aig ceann a' bhùird
There would still be plenty on the table
Sèist:
Chorus (after each verse):
Biodh an deoch seo 'n làimh mo rùin
The drink would be in my love's hand
Deoch slàinte le fear an tùir
Here's a health to the chief
Biodh an deoch seo 'n làimh mo rùin
The drink would be in my love's hand
Chunnacas bàt' air an fhairge
A boat was seen on the waves
'S an làimh dhearg air an stiùir
And the red hand at the helm
Chunnaic mi dol seach' an caol i
I saw it passing through the straits
'S badan fraoich 's an t-slait shiùil
With a clump of heather on the sail-yard
Fhir a chunnaic air an t-sàil i
You who saw her out at sea
Beannaich an long bhàn 's a criùdh'
Bless the fair ship and her crew
Beannaich a cruinn àrd 's a h-acfhuinn
Bless her high masts and her equipment
A cuid acraichean 's a siùil
Her moorings and her sails
Ged a tha mi 'n seo an Colla
Though I am here in Coll
B' e mo thoil a dhol a Rùm
I long to go to Rhum
Agus as a sin a dh' Uibhist
And from there to Uist
Nan d' fhuair mi mo ghuidhe leam
Were I to get my wish
16.1.08
Beowulf pagano / Beowulf cristiano
Por Stephen T. Asma. Publicado originalmente como “Can Beowulf Conquer the 21st-Century Guilt Trip?”. The Chronicler of Higher Education. The Chronicler Review. Vol. 54, No. 15 [http://chronicle.com/temp/reprint.php?id=7wc3412n8vf2qhtz4hsdwzb86ffyzf67].
Traducido por Alberto Loza Nehmad.
Al referirse al poema original, el autor dice: “Tolkien nos mostró que la real poesía de Beowulf era ciertamente algo poderoso: persistente y escalofriante línea por línea, y emocionalmente edificante cuando se la toma como una narración en su conjunto.” En su reseña, Stephen T. Asma destaca las variaciones que la cultura del siglo XXI ha impuesto sobre la versión fílmica de este antiguo poema heroico. Stephen Asma es profesor de filosofía en la Universidad de Columbia.
Zemeckis, entre cuyas anteriores películas se incluyen Who Framed Roger Rabbit?, Forrest Gump, y The Polar Express, siempre ha explorado en sus trabajos las tecnologías de punta, apuntando a una narración emocional más que a solo producir caramelo para los ojos. En Beowulf, una vez más él ha construido un impresionante mundo visual usando la animación computacional de “captación de la actuación”: actores reales que son digitalmente representados y reconfigurados en un medio virtual. Winstone, por ejemplo, quien empleó su cuerpo real para hacer el papel del panzón Gary Dove en Sexy Beast, en Beowulf aparece como un imposiblemente formado milagro de la anatomía humana. ¿Y el dragón? Bien, digamos que recomiendo altamente la versión 3-D que está siendo proyectada en salas escogidas.
Se ha escrito mucho acerca de la forma de Beowulf, pero menos acerca de lo que significa, particularmente porque ese significado es difícil de expresar. Vivimos en una época de valores radicalmente diferentes de aquellos de la cultura original de Beowulf, pero ésta aún nos habla. Muchas de sus declaraciones explícitas sobre el poder, la violencia y las relaciones de género están prohibidas a nuestra más gentil, igualitaria y diplomática sociedad, aunque algo de la historia original resuena profundamente también en la audiencia moderna, tan embarazosamente (o tan irónicamente) para los intelectuales, pero más sinceramente, lo sospecho, para las audiencias legas.
Al inicio Beowulf parece sumarse a las filas de otras películas recientes que enarbolan las virtudes masculinas precristianas. Éxitos taquilleros basados en la historia como 300, de Zach Snyder and Frank Miller (acerca de la batalla de las Termópilas) o la serie Roma de HBO son francas celebraciones de la competencia entre machos. La popularidad de estas películas seudohistóricas tomó por sorpresa a muchos comentaristas de los medios, pero las audiencias que sintieron el flujo de la testosterona de las historias de los héroes (yo incluido), no se sorprendieron ni siquiera mínimamente. Y la experiencia no es solo el festival freudiano de la agresión que uno encuentra en las inferiores películas de acción y cuchilladas. Más bien, en estas películas hay una distintiva simpatía por la cultura del honor; la fuerza bruta, la lealtad tribal y el coraje estoico realmente hacen funcionar las cosas.
El mundo académico encuentra todo esto despreciable y atrasado y, por supuesto, nuestra cultura liberal es ostensiblemente opuesta a las jerarquías sociales, el patriarcado y el machismo de las culturas del honor más antiguas. No obstante, las narraciones y las representaciones del poderío heroico (inclusive defectuosas y mal dirigidas) siguen siendo profundamente satisfactorias para mucha gente.
La historia de uno de los más grandes mata monstruos de todos los tiempos, Beowulf es un poema épico que ha llegado a nosotros en la forma de un manuscrito en inglés antiguo llamado el Códice Nowell por los archivistas (pero titulado Beowulf por el nombre de su principal personaje). Muchos eruditos ponen la fecha del manuscrito alrededor de 1100 d.C., pero esa historia ciertamente existió en forma oral durante siglos antes. El texto y el cuento son considerados tesoros nacionales británicos a pesar del hecho de que la historia trata de un héroe escandinavo que lucha contra monstruos en Dinamarca.
En el original, Beowulf es el nombre de un joven guerrero de la tierra de los gautas (Suecia del sur), y su historia se desenvuelve en algún momento de fines del siglo VI. Él viene a oír acerca de un rey danés en problemas, Hrothgar, cuyos súbditos y salón de banquetes (Heorot) están siendo amenazados por un monstruo llamado Grendel. Beowulf ofrece sus servicios como eliminador de monstruos.
Beowulf y su banda de guerreros gautas son bienvenidos con los brazos abiertos por los daneses. Beben hidromiel juntos y hacen planes para pelear contra Grendel. Pero Unferth, un danés travieso entre ellos, cuestiona el poder de Beowulf dando a conocer la historia de una derrota de Beowulf en una competencia de natación con su amigo Breca.
Beowulf aclara a Unferth y establece sus credenciales como mata monstruos cuando explica que él y Breca nadaron lado a lado por cinco noches hasta que “una furiosa marejada se nos vino encima -- ennegreciendo el cielo y congelando los vientos del norte, y nos separó; gigantescas olas de sal golpeaban entre nosotros -- endurecidos y cerrados dedos me levantaron hasta la playa con luchadoras garras apretadas. Se me concedió alcanzar a este demonio, mandarlo a dormir a filo de espada: tajos rápidos, fuertes en mi mano, lo obligaron a marchar a la muerte”
Ya podemos ver que ese Beowulf, para bien o para mal, es una historia de hombres: contada por hombres, sobre hombres y celebrando virtudes viriles. Incluso antes del encuentro con Grendel, por ejemplo, tenemos héroes en cadena vaciando jarros de cerveza e intercambiando jactanciosas historias de violentas victorias contra enemigos formidables. El nivel de testosterona no deja de elevarse a medida que avanza la historia.
La versión de Zemeckis, como veremos, difiere significativamente del original, pero los fuegos artificiales visuales ciertamente golpean las cuerdas de thumos, o la vivacidad, durante las secuencias de acción. Y el fiel amigo Wiglaf se refiere a Beowulf en la película como el “príncipe de todos los guerreros”.
El monstruo Grendel (descendiente del Caín bíblico) con regularidad irrumpe en el gran salón de banquetes por la noche para matar a los daneses que duermen. Esta vez, la bestia atrapa a una víctima inmediatamente. Grendel “desgarró frenéticamente, destrozó las coyunturas, se llenó la boca de sangrientos pedazos, se tragó a la víctima con alegría”. Pero cuando Grendel coge a su segunda víctima, el guerrero Beowulf lo coge a su vez. Se sigue una horrible batalla y Beowulf, con un esfuerzo de sola voluntad le arranca un brazo a Grendel, dándole un golpe mortal.
A la siguiente noche, sin embargo, la repulsiva madre de Grendel viene al salón a vengar a su hijo. La madre resulta ser un enemigo incluso más temible, y Beowulf debe seguirla a su acuosa guarida. En una cueva debajo del agua, Beowulf intenta en vano destrozar a la “bruja marina” pero ella es demasiado fuerte. Al encontrar una enorme espada en el depósito del monstruo, finalmente él logra, “con rabia en su corazón”, matar a la criatura.
Después de muchas celebraciones, el Beowulf del poema original regresa a casa y finalmente se hace rey de los geats, viviendo felizmente por muchos años como un noble gobernante. Más tarde en su vida, sin embargo, el pacífico intervalo es roto y Beowulf debe nuevamente levantarse para encontrar a un enemigo monstruoso. Esta vez él pelea contra un dragón gigante y finalmente logra abrir en canal a la serpiente, pero no antes de ser mordido malamente por la venenosa criatura. Finalmente Beowulf muere, es cremado y sepultado sobre un acantilado que mira al océano.
Acabo de cometer el pecado mortal, de acuerdo a J.R.R. Tolkien, de resumir la trama de Beowulf. Tolkien sostuvo, en su influyente conferencia de 1936 “Beowulf: los monstruos y los críticos”, que los críticos habían dejado de ver la seriedad y la profundidad de Beowulf porque frecuentemente abstraían el argumento simple del poema real. Parece haber más verdad en esto. Si yo digo, por ejemplo, que Beowulf trata de un tipo que pelea contra tres monstruos y luego muere, casi he cubierto la trama entera. Y pensar en el poema de este modo llevó a muchos eruditos a verlo como un importante artefacto lingüístico, de otro modo nada sofisticado.
Tolkien nos mostró que la real poesía de Beowulf era ciertamente algo poderoso: persistente y escalofriante línea por línea, y emocionalmente edificante cuando se la toma como una narración en su conjunto. Tolkien, en un pasaje que inadvertidamente augura su propia importancia como escritor de fantasías sobre monstruos, defendía a Beowulf y a sus “bajos” monstruos, diciendo “el dragón en la leyenda es una potente creación de la imaginación de los hombres... Incluso hoy (a pesar de los críticos) se puede encontrar hombres no ignorantes de la leyenda trágica y la historia, que han oído de héroes y por cierto los han visto, y que aún no han sido cogidos por la fascinación por el gusano”.
Más que ponerse como defensor del género de lo fantástico y el horror, sin embargo, Tolkien considera el sustantivo debate sobre si el poema era el resultado de la imaginación cristiana o pagana. El poema es ambivalente acerca de su héroe, al hacerlo una figura inspiradora pero también trágica. La fuerza y la confianza de Beowulf lo hacen un campeón, pero su orgullo y vanidad lo hacen defectuoso. Tradicionalmente, los eruditos leen esta ambivalencia como signo de que el poema mismo es una criatura mestiza: escrito originalmente por un pagano del Norte, inmerso en la leyenda nórdica pero copiado e interpolado por un monje cristiano que “bautizó” el texto con algunas menores adiciones cristianas.
Puede decirse que la relación entre héroes, monstruos y dioses experimenta un cambio colosal en Beowulf si nos damos cuenta de que la importante virtud pagana del orgullo se ha convertido en el vicio principal para la cristiandad. Los monstruos, tanto en la tradición pagana como en la bíblica, usualmente eran usados como símbolos de un orgullo sin redención, entre otras cosas. Pero los mata monstruos o héroes, eran celebrados en la cultura pagana como los fuertes hombres de acción que siempre parecen necesarios para salvar a la familia, la tribu o la aldea. Los monstruos les dan a los hombres una excusa para hacer las cosas para las que ellos fueron hechos (por naturaleza o desarrollo social): pelear, proteger, arrebatar y defender. El orgullo del héroe era un impulso defendido en la era precristiana, incluso si venía con los defectos del exceso y la inmoderación. La tradición bíblica, sin embargo, trajo una nueva ética, la afirmación contraintuitiva de que “bienaventurados son los débiles de espíritu”. La humildad y la sumisión se convirtieron en posturas dignas de alabanza. El “héroe” de la cristiandad, Jesús, termina incluso en la “innoble” posición de sufrir en una cruz. Este no es exactamente un terreno cultural fértil para criar a buenos mata dragones. Los hombres machos de la era de Beowulf no habrían entendido este nuevo tipo de victoria mediante la humildad.
En el cristianismo, la victoria ya no viene cuando el héroe está de pie sobre los monstruos muertos. Viene en la siguiente vida, después de que se ha vivido humildemente y uno ha pasado la prueba del gran sufrimiento. Héroes tradicionales como Beowulf, Hércules u Odiseo deben ser reconocidos por su fuerza y logros, pero su humanidad orgullosa -- sus intentos de traer personalmente la justicia a este mundo -- se devalúan en el nuevo paradigma cristiano. De acuerdo a la tradición judeocristiana, no necesitamos de mata monstruos cuando confiamos en el Señor. Después de todo, Dios, no el hombre, castiga al malo. La fe heroica reemplaza a la acción heroica.
Beowulf representa lo que Tolkien llama el “coraje noruego”, que pone la “voluntad inquebrantable” al centro de la narrativa heroica. La imaginación nórdica, llena de la filosofía de la resistencia absoluta, fue apropiadamente domada en Inglaterra, de acuerdo a Tolkien, mediante su contacto con el cristianismo. Tolkien, exagerando la nota, dice que el poeta (o el copista) de Beowulf vio claramente que “el pago del heroísmo es la muerte”. El cristiano mira atrás hacia el curso de la historia pagana y encuentra que toda la “gloria” ganada por los héroes, reyes y guerreros no vale nada porque solo tiene que ver con este mundo temporal. El medievalista Andy Orchard, en su libro Pride and Prodigies: Studies in the Monsters of the Beowulf-Manuscript [Orgullo y prodigios: Estudios sobre los monstruos del manuscrito Beowulf], también hace eco de la opinión de Tolkien de que Beowulf es parte de un cambio de la cultura del honor a la cultura de la humildad. Él cita, por ejemplo, a Aelfric, del siglo X, quien en Vidas de los santos pregunta “¿Qué santidad había en el odioso Hércules, el enorme gigante que mató a todos sus vecinos y se quemó en el fuego a sí mismo, vivo, después de que hubiera matado a los hombres y al león y a la gran serpiente?”.
Los guionistas de la nueva película parecen muy conscientes de esta transformación de valores cuando hacen que Beowulf diga líneas como “El tiempo de los héroes ha muerto. El Dios Cristo los ha matado”.
Mientras los proponentes del argumento de Tolkien se han enfocado en el trágico orgullo del personaje de Beowulf, yo detecto un cambio más reciente, igualmente interesante, en los monstruos de Beowulf. Los monstruos de la historia original eran representados como odiosos y malignos por completo, vencidos por el coraje y la fuerza viriles. Un verdadero monstruo cristiano, sin embargo, no será para nada un monstruo, sino solo un alma confundida que necesita un abrazo mas que un golpe de espada. El cristianismo parece abrazar al excluido, no pelear contra él. El cristianismo celebra al oprimido, al vencido, al deformado.
La versión fílmica de Zemeckis, más enternecida, sugiere que la gente que expulsa a Grendel son los verdaderos monstruos. El monstruo, de acuerdo a este paradigma de la caridad, es solo mal comprendido más que maligno. La culpa de la violencia de Grendel es desplazada hacia los humanos, que antes pecaron contra él y trajeron su venganza sobre ellos mismos. El único monstruo verdadero, en esta tradición, son el orgullo y el prejuicio.
En la película, Grendel es incluso visualmente alterado, luego de ser herido, para parecer un inocente, aunque escamoso, pequeño niño. En el Beowulf original los monstruos son excluidos porque son malos (así como Caín, su padre, fue excluido porque mató a su hermano), pero en el nuevo Beowulf original, los monstruos son malos porque han sido excluidos. Y mientras los monstruos están siendo humanizados, el héroe está siendo deshumanizado. Cuando Beowulf le pregunta a la madre de Grendel “¿Qué sabes de mí?”, ella replica “Yo sé que bajo tu glamour, eres tan monstruo como mi hijo Grendel”.
La película inteligentemente ata la pelea final de Beowulf con el monstruo, con los primeros episodios con Grendel y su madre (algo que el original deja de hacer). Al transformar a la madre de Grendel en una seductora femme fatale, ellos han encontrado simultáneamente un modo de mostrar aún más los defectos de Beowulf, darle a la protagonista mujer más dimensionalidad (aunque nada caritativamente), y de conectar el desenlace con la historia anterior.
No obstante, más interesante que estos cambios en la trama es el ajuste en los personajes. En el original, Beowulf es un héroe. En la nueva película, es básicamente un idiota cuyo momento más simpático es cuando finalmente se da cuenta de que es un idiota. Es difícil imaginar una reversión más completa de los valores de la original historia de Beowulf.
Friedrich Nietzsche dijo una vez: “Quien lucha con monstruos debería ver que él mismo no se convierta en uno”. A pesar de ello, sostiene en Más allá del bien y del mal que las culturas paganas de la nobleza surgieron de los bárbaros, incluso de los bestiales sentimientos del poder, la fortaleza y el orgullo. A diferencia de Tolkien, quien estaba feliz de ver tal hambre de poder domada por las virtudes judeocristianas, Nietzsche conocidamente extrañaba los viejos días y deseaba poder recuperar un poquito de nuestro ser heroico y monstruoso. A Nietzsche, quien hablaba con afecto del “orgulloso vikingo”, le habría gustado el Beowulf pagano, un mata monstruos de mentalidad tribal.
Este sentido pagano de la virtud ciertamente domina el poema original, pero incluso ahora no es solo una pálida reliquia histórica, ni es un impulso vergonzoso que debe ser controlado y curado con la humildad cristiana. Es un sentido del honor que está vivo y en buena salud, felizmente, en muchos de nuestros soldados luchando al presente en Irak. Es un código de soldados que aún vive incipiente en los ciudadanos, pero está completamente realizado en la clase de los guerreros.
Al contrario que en el Beowulf original, la nueva película desea que entendamos y humanicemos a nuestros monstruos. Además, la película parece seguir la opinión de Tolkien de que los “héroes” orgullosos deberían verse a sí mismos como parte del problema más que de la solución. El Beowulf de Zemeckis repetidamente se acusa a sí mismo diciendo a su sufrida esposa, “Lo siento, fui débil”.
Muchos académicos probablemente apreciarán al nuevo Beowulf emasculado (pensando que es más psicológicamente sofisticado y más apropiadamente crítico del machismo), pero no estoy convencido de que esta nueva versión trascienda y nulifique el original heroico. Sospecho que necesitamos a ambos Beowulfs: la versión de Tolkien y la versión más nietzscheana. Como obras sobre la moralidad, la vieja y la nueva versión tratan de diferentes aspectos de la resolución de conflictos. Por un lado, un diplomático, un intelectual o un político deberían tratar de entender mejor a su enemigo, simpatizar con sus quejas y distender su agresión; por otro, un soldado en el campo, como el Beowulf original, no encuentra sutilezas en su enemigo: está demasiado ocupado luchando contra él.
Quizá la película de Zemeckis haya encontrado una manera de mantener su pastel en la mano y de comerlo al mismo tiempo. En un nivel, nuestro cerebro reptiliano consigue disfrutar completamente de las triunfales sacaduras de ancho por parte de un héroe que asume sus obligaciones, pero en nuestra neocorteza cerebral pagamos la penitencia por esta emoción, condenando moralmente al protagonista, amonestando a Beowulf y a nosotros mismos por dejarnos llevar momentáneamente por el encanto del poder.
Beowulf podrá supervivir ante Grendel. Pero al enfrentarse a la carga de la culpa del siglo XXI, puede haber encontrado a su rival perfecto.
23.7.07
La Batalla de las Lágrimas Innumerables
Una mañana brillante del mes de lothron, Túrin fue despertado por súbitas trompetas. Corrió hacia las puertas y vio, en el patio, a muchos hombres a pie o a caballo, todos completamente armados, como si fueran a partir a la guerra. Allí estaba también Húrin, que hablaba con los hombres y daba órdenes. Túrin se enteró de que ese día partían para Barad Eithel. Aquéllos eran guardias y hombres de la casa de Húrin, pero todos los hombres de sus tierras que no eran imprescindibles también habían sido convocados. Algunos habían partido ya con Huor, el hermano de su padre; y muchos otros se unirían al Señor de Dor-lómin en el camino para, agrupados bajo su estandarte, seguirlo hasta el gran acantonamiento del rey.
Entonces Morwen se despidió de Húrin sin derramar lágrimas, y dijo:
- Cuidaré de lo que me dejas en custodia, tanto de lo que es como de lo que será.
Húrin le respondió:
Luego levantó a Túrin sobre sus hombros, y gritó a sus hombres:
- ¡Que el heredero de la Casa de Hador vea la luz de vuestras espadas!
Entonces, todas las huestes de Angband embistieron. Con los muertos, levantaron un puente sobre el río, y arremetieron contra los supervivientes de Hithlum cubriéndolos como la marea va sumergiendo una roca. (...)
Cuando ya sólo Húrin permanecía en pie, arrojó el escudo, agarró el hacha de un capitán orco y la esgrimió con ambas manos; y se canta que el hacha humeaba de la sangre negra de la guardia de trolls de Gothmog, hasta que se marchitó, y cada vez que asestaba un golpe Húrin gritaba:
- ¡Aure entuluva! ¡Llegará de nuevo el día!
Setenta veces lanzó ese grito; pero al cabo lo atraparon, vivo, por orden de Morgoth, que tenía previsto hacerle así más daño que con la muerte. Por tanto, los Orcos se lanzaron contra Húrin sin armas, intentando aferrarlo con las manos, aunque él se las cortaba; pese a ello, el caudal de enemigos se renovaba sin cesar, hasta que cayó sepultado debajo de ellos. Entonces Gothmog lo encadenó y lo arrastró a Angband, burlándose de él.
Así terminó la Nirnaeth Arnoediad, cuando el sol se ocultó en el Mar. Cayó entonces la noche sobre Hithlum, y del oeste vino una gran tormenta de viento.
9.5.07
Diarmuid & Grania
Nota: El siguiente cuento es un extracto de la leyenda de Diarmuid y Grania, del ciclo feniano, una de las sagas más importantes de la mitología celta. El capítulo 1 lo he reescrito a mi manera, intentando seguir el estilo de las sagas (un poco "de oídas", como debía hacerse realmente), el capítulo 2 lo he escrito en un estilo más contemporáneo e introspectivo para poder ahondar un poco en los personajes y el capítulo 3 lo he traducido literalmente de las "fuentes", en este caso de la ed. de Lady Augusta Gregory (s.XIX). Lo que aparece en cursiva esta extraído directamente de ésta. Como sucede con todas las leyendas, existen varias versiones de esta historia. Ésta es sólo una de ellas.
CAPÍTULO 1 – Como toda la vida en un día
Ahora bien, todos los asistentes parecían felices en el fuerte de Fionn y estaban allí los mejores de los Fianna y las más hermosas mujeres de toda Irlanda. Todos estaban felices excepto Grania, hija del rey Cormac, que sentía la sangre en su corazón amarga y vuelta contra Fionn, pues era su prometido para ella como un leño sin savia que desea adherirse a la hiedra joven y compartir su fuerza ascendente, viejo y gris como piedras que envidian al río y su corriente, pero no pueden alcanzarlo en su transcurso.
Los Fianna se encontraban entonces reunidos a la mesa festiva, los más poderosos y admirados de ellos. Y de entre todos había uno que tenía un azul brillante en los ojos y los cabellos oscuros le nacían bajo un casco que siempre llevaba ceñido sobre su frente y Grania ya se había fijado en él y en su figura apuesta durante la mañana, porque había marcado tres goles en el partido de hurling.
- ¿Quién es el hombre de las dulces palabras, con el pelo oscuro y las mejillas del color de la baya de serbal? – preguntó Grania al druida de Fionn.
- Ese es Diarmuid, nieto de Duibhne. Y dicen que es el mejor amante de toda Irlanda.
- Esa sería una buena compañía – dijo Grania.
Y le pareció a Grania que cuando él hablaba era como si una ola acariciase la arena de una playa, y así como se observa el vaivén del mar, interminablemente, así le observaba también ella, fascinada.
Ahora bien, la razón para que el casco estuviera siempre ceñido sobre su frente era que Diarmuid tenía una marca, un lunar que la Juventud había puesto sobre él, y ninguna de las mujeres que la veían podía evitar darle su amor. Y por eso él la llevaba siempre oculta y a salvo de todas las miradas.
Pero justo al término del banquete, los perros comenzaron a pelearse fuera, a causa de la carne que les habían echado, y Diarmuid salió fuera para separarlos y Grania le siguió sin que nadie lo supiera. Y cuando él estaba separando a los perros, el casco se le cayó y Grania, que le estaba mirando, sintió toda la vida en un solo día y se enamoró de él hasta el final de la vida y el tiempo y fue incapaz de darle su amor a ningún otro que no fuera él.
CAPÍTULO 2 – El agua es más osada que tú
Diarmuid se levantó muy temprano en la mañana y se acercó a la orilla del río. Llevaban muchos días de viaje, no podía ya recordar cuántos. Sentía nostalgia de ver a su gente y a sus camaradas, los mejores de entre los Fianna, sus queridos amigos Oisín y Osgar y Conan y Caoilte, por quienes había derramado lágrimas del tamaño de bayas silvestres al despedirse.
Acarició su espada, cuyo único oficio era ahora el de proteger a aquella mujer y a sí mismo del que una vez fuera su líder: el hombre al que había jurado lealtad, su amigo… Fionn el poderoso, devorado ahora por celos que eran como púas venenosas en el lomo de un jabalí encantado, lanzado en pos de ellos en una persecución interminable.
No había sido culpa suya, no tenía nada que reprocharse a sí mismo, era evidente para todos los Fianna. Grania había impuesto inquebrantables lazos druídicos sobre él, votos para los que no había resistencia posible. Sus propios amigos le habían recomendado la fuga ante la fuerza de aquéllos, pero no dejaba de ser una traición mayúscula contra el que fuera su protector y capitán.
Tomó el pan sin romper y la carne sin tocar y las depositó cuidadosamente donde sabía que Fionn y los Fianna, en su persecución, podrían encontrarlos. Al menos podía seguir haciendo aquello. Dejar aquella señal de lealtad a Fionn, aquel signo de que no había tocado a su prometida. Grania podía forzarle mediante sus malos vínculos a que la llevase lejos del reino, en una huída desesperada y sin final, pero no podía obligarle a nada más. Y él ya le había advertido que no era como esposa que se la llevaría. Al menos le quedaba eso.
Grania le miraba mientras hacía esto, desde la otra margen del río, y se llenaba de sentimientos contradictorios hacia él. La lealtad que Diarmuid le profesaba a Fionn se interponía entre ellos cortante como el borde de un acantilado, que impide abruptamente el beso de la ola y la arena y endurece a las dos partes, convirtiendo a la tierra en roca áspera y al mar en un violento romper de espuma blanca. Cada noche él le preparaba una cama en mitad del bosque, bajo los cromlechs o en las copas de los abedules, cada noche más hacia el oeste, más lejos de Tara y de los punzantes celos de Fionn, pero jamás se quedaba a su lado, jamás sus dedos habían tenido intención de recorrer el cuerpo de ella, virgen todavía, y aquello la atormentaba y su corazón era víctima de una gran pasión por él.
Pasaron la mañana caminando trabajosamente por la orilla opuesta del río; cambiarse de margen hacía su rastro más difícil de seguir para su perseguidor, y se detenían a descansar cuando Grania ya no podía continuar del agotamiento.
Viéndola reposar allí, extenuada sobre la roca, Diarmuid recordó las penurias de las últimas semanas. Las veces que la había salvado de la furia de los Fianna, de los perros asesinos de Fionn, la cantidad de buenos hombres que habían tenido que caer para evitar que ella se viera obligada, en el mejor de los casos, a cumplir un destino que aborrecía al lado del anciano capitán. Protegerla, alimentarla, conseguirle refugio, se había convertido en la única razón de su existencia. Él que en otro tiempo se había dedicado a emprender hazañas guerreras, a servir a Irlanda y a hacerse un nombre entre los guerreros, consiguiendo contarse entre los mejores de ellos a pesar de su juventud, ahora pasaba los días y las noches pendiente de una sola mujer, indefensa como una cierva huyendo de perros cazadores. Grania era hermosa y joven. No tenía culpa. Había visto la marca de amor en su frente y eso era lo que la había llevado a cargarle con aquella maldición: la del exilio perpetuo, la tristeza apátrida, la separación de todo lo que él amaba. Y eso la incluía a ella misma, que se estaba haciendo dueña de su corazón lentamente pero que debía permanecer lejos, como un destino inalcanzable.
Grania entonces terminó de cruzar el río de vuelta, pues ya era mediodía y era entonces cuando solían cambiarse nuevamente de margen para comer, y cuando estaba terminando de cruzar sobre un leño, la corriente de agua le salpicó los muslos.
- Mira, el agua es más osada que tú – le reprochó ella. Y él no le devolvió respuesta pero por dentro sentía encender su sangre contra ella porque no era por falta de deseo que no la hacía suya, sino por lealtad y respeto al que hubiera sido su capitán y, que ahora, por ella, se había convertido en enemigo.
Pescó salmón para comer, lo limpió y lo puso a asar mientras que la princesa descansaba y en toda la comida no se dirigieron una sola palabra.
CAPÍTULO 3 – La discusión
Y entonces ella y Diarmuid marcharon otra vez y pararon por un tiempo en una cueva que estaba cercana al mar.
Y aquella noche, cuando estaban allí, llegó una gran tormenta, así que fueron a la parte más lejana y profunda de la cueva. Pero aunque la noche era muy mala, uno de los hombres de los Fomor, Ciach el fiero era su nombre, llegó desde el oeste del océano en un currach, con dos remos y paró en la cueva para refugiarse. Y Diarmuid le dio la bienvenida y se sentaron juntos a jugar al ajedrez. Y (Ciach) consiguió lo mejor de la partida y lo que pidió por sus victorias fue a Grania por esposa, y puso sus brazos alrededor de ella como si se la fuera a llevar. Y Grania dijo: “He estado marchando por mucho tiempo con el tercer mejor hombre de los Fianna, y nunca se me ha acercado tanto como tú ahora”.
Y Diarmuid tomó su espada para matar a Ciach y hubo una gran ira en Grania al ver esto, y tenía ella un cuchillo en su mano y se lo clavó a Diarmuid en el muslo. Y Diarmuid puso fin al Fomor, y no dijo ni una palabra a Grannia sino que salió corriendo a través de la tormenta.
Y Grania fue siguiéndole y llamándole, pero él tenía mucha furia en él (1) y no la respondía. Y finalmente, al romper el día ella le alcanzó, y entonces escucharon el llanto de una garza y ella le preguntó qué es lo que había hecho a la garza gritar.
“Dímelo –dijo ella - nieto de Duibhne, al que le di mi amor”, Y Diarmuid dijo: “Oh, Grania, hija del Alto Rey, mujer que nunca dio un paso correctamente, es porque está congelada hasta los huesos que grita así”. Y Grania le pidió perdón, porque él le estaba haciendo reproches, y esto fue lo que él le dijo: “Oh, Grania, del cabello hermoso, aunque seas más hermosa que el árbol verde florecido, tu amor pasa de largo tan rápido como la nube fría al comienzo del día. Y me estás pidiendo algo muy duro ahora”, le dijo, “y es una pena lo que me dijiste, Grania, porque fuiste tú la que me llevó de la casa de mi señor, de la cual estoy prohibido hasta hoy; y ahora estoy en apuros a través de la noche, inquieto en todos los lugares”.
“Soy como el ciervo salvaje, o como una bestia extraviada, yendo siempre y para siempre a través de largos valles; hay en mí una gran nostalgia de ver a alguno de los míos”.
“Dejé a mi propia gente que eran más brillantes que la cal o la nieve; su corazón estaba lleno de generosidad hacia mí, como el sol que está sobre nosotros: pero ahora me persiguen enfurecidos, a todos los puertos y a todas las playas”.
“Perdí a mi gente por ti, y a mi señor, y mis largos y brillantes barcos en todos los mares; perdí mi tesoro y mi oro; es hambre lo que tú me diste a través de tu amor”.
“Perdí mi país y a mi familia; a los hombres que solían servirme; perdí tranquilidad y afecto; perdí a los hombres de Irlanda y a todos los Fianna”.
“Perdí placer y música; perdí mi buen hacer y mi honor; perdí a los Fianna de Irlanda, mis grandes parientes, por culpa del amor que tú me diste”
“Oh, Grania, blanca como la nieve, hubiera sido una decisión mejor para ti que me hubieras dado odio, o bien gentileza al Cabeza de los Fianna”.
Y Grania dijo: “Oh, Diarmuid del rostro como la nieve, como la falda de las montañas el sonido de tu voz era para mí más querido que todas las riquezas del líder de los Fianna”.
“El azul de tus ojos es más querido para mí que su fuerza, y su oro, y su gran salón; la marca de amor en tu frente es mejor para mí que la miel en los arroyos; la primera vez que miré en ella fue más para mí que todo lo que tiene el Rey de Irlanda”.
“Mi corazón cayó entonces aquí y allí ante tu alta belleza; cuando viniste hacia mí, fue como toda la vida en un día”
“Oh, Diarmuid, de las manos hermosas, llévame contigo al igual que antes; es conmigo que la culpa está enteramente; dame tu promesa de que nunca me abandonarás”.
Pero Diarmuid le dijo: “Cómo podría llevarte de nuevo, eres una mujer de demasiadas palabras; un día le diste tu palabra al Cabeza de los Fianna, y al día siguiente a mí, sin mentira ninguna”
“Fuiste tú la que me separaste de Fionn, de manera que caí bajo la pena y la tristeza; y querías dejarme ahora a mí mismo, ahora que estaba lleno de afecto (por ti)”.
Y Grania dijo: “No me dejes ahora de esta forma, con mi amor que crece por ti siempre como las ramas nuevas de un árbol con el amable calor duradero del día”.
Pero Diarmuid no se rendía a ella y le dijo: “Eres una mujer llena de palabras, y eres tú la que me ha entristecido. Te llevé conmigo y me has apuñalado a propósito del hombre de los Fomor”.
La dramática Belbulben, co. Sligo, lugar de la muerte de Diarmuid
Entonces llegaron a un lugar donde había una cueva, con agua fluyendo bajo ella, y pararon a descansar; y Grania dijo: “¿Tienes en mente comer pan y carne ahora, Diarmuid?
“Verdaderamente los comería si los tuviera”, dijo Diarmuid.
“Dame entonces un cuchillo”, dijo ella, “y yo te lo cortaré”.
“Busca el cuchillo en la vaina donde tú misma lo pusiste”, dijo Diarmuid.
Ella vio que el cuchillo estaba en el muslo donde ella le había apuñalado, porque no se lo había sacado él mismo. Así que ella se lo sacó; y sintió la mayor vergüenza que nunca vendría sobre ella.
Entonces descansaron en la cueva. Y al día siguiente cuando volvieron a emprender el camino, Diarmuid no dejó pan sin romper como había hecho cualquier otro de los días como símbolo para Fionn de que le había mantenido su lealtad, sino que fue pan roto lo que dejó detrás de él.
Tristán e Isolda en una ilustración de Delville, una leyenda similar, junto con la de Lancelot y Ginebra
(1) Esta expresión es propia del gaélico, en el cual a este tipo de verbos se le suele incluir el “orm” (en mí), “ort” (en ti), etc.: “tengo hambre en mí”, “tengo furia en mí”, “tengo afecto en mí”, etc.
Las imágenes de paisajes son de nuestro último viaje a Sligo, a excepción de la construcción megalítica "La cama de Diarmuid y Grania" (una de las muchas) que pertenece a Anthony Weir.
16.4.07
Irlanda Connacht, reino de Medb
La verde Irlanda en primer plano
Vista de Clonmacnoise, la ciudad sagrada de St. Ciarán, fundada en el s. VI a las orillas del Shannon
Una hermosa High Cross a la entrada del lugar. 4 de ellas marcaban las cuatro entradas en sus puntos cardinales
Round tower, punto de encuentro de peregrinos y visitantes
Ruinas de abadía
Puerta en Clonmacnoise
Aguas de Connemara, región de los lagos
Agua: puertas del Otromundo, elemento sagrado y sobrenatural de los celtas
Cruachain, antigua y legendaria capital de Connacht, donde gobernaba la reina Medb
Parque nacional de Connemara
Fields of gold
Cascada escalonada
Junto al convento
El oro del leprechaun
Aguas oscuras donde depositar ofrendas rituales. Convento al fondo
La luz de Lugh viajando sobre el paisaje
Agua, tierra y cielo
Os lo acompaño de este poema, que podéis escuchar recitado, pinchando en el título. This is by William Butler Yeats: