De lo mejor de la película es como ella se ilumina cuando está contenta. También los paisajes.
Y, por supuesto, los caballos. La canción es Rule the world de Take That.

Cultura celta e irlandesa. Cuentos, leyendas, arqueología, mitología, poesía y épica para iluminar el camino
Y de Goldfrapp, del maravilloso y muy diferente Felt Mountain, un disco para relajarse y disfrutar de todas sus sensuales canciones, de la primera a la última. El nuevo disco de Goldfrapp Seventh Tree, es también una delicia.
Ya está disponible, por primera vez en DVD el mítico concierto "Under a blood red sky: Live from Red Rocks" del 1983. Este es mi concierto favorito. Bono con las botas y la bandera blanca, de leyenda.
El nuevo disco de U2 sigue adelante, para su publicación en 2009, con el título provisional "No line on the horizon"
El viernes vi The dreamers y me gustó bastante. Sólo por ver juntos a Eva Green y Michael Pitt ya merece la pena. Al contrario que Ken Park, esta película le permite un hueco al romanticismo. El espectador puede disfrutar de ese espacio preservado del mundo, entramado con la fantasía y con el poder onírico y romántico del cine, que los personajes viven de forma apasionada y despreocupada. Los saltos entre ambos mundos tienden a confundirse dentro de la casa en la que los hermanos Isabelle y Theo, niños ricos e hijos de artistas para los cuales no parece existir ninguna regla, acogen al americano Matthew, que llega tan solo con sus ganas de conocer París, de respirar su encanto y su cine, su magia. El viaje de Matthew, su transformación, como el mismo explicita, es un rito de paso entre etapas “en París fue donde aprendí de la vida”.
La relación que se establece entre los tres se tiñe en algunos puntos de oscuridad, pero ésta es tan leve que no empaña la burbuja, mientras que, en el exterior, el mundo sufre una revolución. El marco es el de las revueltas de mayo del 68, de las cuales los hermanos quieren y no quieren ser parte, están siempre con un pie dentro y otro fuera, la actitud se mantiene pero la acción cuesta, más cuando existe el refugio de la casa, con su carga imaginaria e interpretativa, con esa sensación de que todo es posible en su interior, donde ellos son los dueños de sus vidas. Como sucede en todo trío amoroso, la disputa por Isabelle será un punto fundamental que lleve a la conclusión de la historia, pero se realiza sutilmente, sin dar lugar a la tragedia, manteniendo siempre el tono que Bertolluci consigue a la perfección: el del realismo en los espacios pequeños, las dudas, los accidentes domésticos, los tropiezos… Una realidad que no es perfecta, pero que, aún así, es dulce, protegida, liviana, como esos propios niños ricos franceses, echados a perder, que no tienen oficio ni beneficio y que juegan con todos los juguetes que la realidad les ofrece. Las dos criaturas fascinan a Matthew, que llegará un momento en que tendrá que elegir entre seguir siendo él mismo o convertirse en un juguete más en sus manos.
Ken Park, por el contrario, es una película más seria, más amarga y provocadora y muy artística en cuanto a que presenta una tesis que pretende defender como sea y donde el fin justifica unos medios no siempre digeribles (esta, obviamente, no es una película para todos los públicos y no hablo de edades sino más bien de sensibilidad y aguante). Es de esas películas que, mediante la muestra de una cotidianidad fría y diseccionada, consiguen transmitir la asfixia de los personajes, la sensación de opresión de una sociedad (habitualmente americana), lo absurdo de las vidas que discurren por la cámara y que han creado un género en sí mismo. No hay ni una sola escena erótica en Ken Park y no hay ni un solo intento de romantización. Las escenas de sexo son bastante crudas y van rodeadas de una sensación de anormalidad, de tensión, de repugnancia a veces, que sólo contribuye a que la espiral de opresión vaya in crescendo y que la sensación de ahogo crezca en el espectador. En esta película los adolescentes no son los protagonistas, sino las familias que los asfixian, los manipulan o los maltratan.
El egoísmo, el abuso y la incomunicación llenan de silencios una cinta que, sin embargo, no es aburrida. Las situaciones que retrata, con un realismo atroz, no resultan artificiales o exageradas sino cotidianas, a pesar de lo inquietantes. En esta película los adultos se creen en propiedad de unos adolescentes que no son apéndices de sus familiares sino que tienen su propia y emergente personalidad, la cual se estrella o se pierde contra las murallas que les levantan. No hay forma de lograr una verdadera comunicación en toda la cinta hasta la secuencia final, que es la clave de la película. Al llegar a este punto, cada uno de los personajes ha asumido su destino (más o menos trágico) y se ha acomodado, como un contorsionista, al espacio retorcido que le han dejado a habitar, pero es entonces cuando el director los junta en una escena de cama que actúa como un auténtico bálsamo, después de todo el proceso por el que el espectador ha pasado. Finalmente tenemos una escena emocional, donde los personajes intercambian caricias, se abrazan, pueden relajarse, abrir sus pensamientos: comunicación por fin. La última escena es mucho más que un simple ahogar las penas en sexo, que un “no querer pensar en nada”. Es la única escena que se ve natural, sana, libre de sombras que acechen. Es una terapia, es una familia nueva, que ninguno de ellos ha encontrado en sus casas. Está filmada de otra forma, más luminosa, más descansada, con planos menos complicados, con silencios menos agobiantes. Es como estar por fin en casa. Los protagonistas llegan a ella exhaustos emocionalmente, de callarse, de luchar, de pasarlo mal y por fin pueden ser ellos mismos, hablar a un nivel en el que son comprendidos, en un lenguaje fácil. Esta última escena, este reducto de paz que Larry Clark ofrece, pone de manifiesto su genio y da sentido a la película, la cierra y transmite muy bien su mensaje. Que aquellos chicos estarían mucho mejor por su cuenta que con los insensibles y egoístas padres con los que han ido a caer. Estos tres personajes encuentran una salida para equilibrar sus vidas violentadas, mientras que otros dos permanecen en soledad y su única salida es despeñarse (muriendo o matando).
De Cahiers du cinema, las siguientes palabras de Larry Clark sobre la última escena:
Es también por eso que incluí la escena del trío amoroso al final de la película. Estos kids habían visto tanto que hacía falta que les quede algo para ellos. De ahí la idea de que hagan el amor juntos, como una redención temporal. Hacen el amor de una forma muy pura; esa escena es la menos indecente del film.
Para leer más sobre Ken Park, el artículo de Cahiers está disponible completo aquí
Y de postre, la prueba de que la danza irlandesa no es tan difícil como dicen:
Y de merienda, sesiones de música tradicional, con Adam y Edge
Os dejo estas fotos de mi estupendo verano en Gaoth Dobhair (Gweedore), el lugar de donde vienen los Clannad, nada menos ("clann" es familia + "a" (at) + "d" (dobhair).
El nombre de la parroquia significa estuario de agua, siendo Dobhair una antigua palabra celta para agua que también encontramos en la inglesa Dover.
Todas las fotos son de Barbara Flynn.
Hasta ahora no le había prestado atención a esta letra pero es un gran poema...
Suzanne takes you down to her place near the river
You can hear the boats go by
You can spend the night beside her
And you know that she's half crazy
But that's why you want to be there
And she feeds you tea and oranges
That come all the way from China
And just when you mean to tell her
That you have no love to give her
Then she gets you on her wavelength
And she lets the river answer
That you've always been her lover
And you want to travel with her
And you want to travel blind
And you know that she will trust you
For you've touched her perfect body with your mind.
And Jesus was a sailor
When he walked upon the water
And he spent a long time watching
From his lonely wooden tower
And when he knew for certain
Only drowning men could see him
He said "All men will be sailors then
Until the sea shall free them"
But he himself was broken
Long before the sky would open
Forsaken, almost human
He sank beneath your wisdom like a stone
And you want to travel with him
And you want to travel blind
And you think maybe you'll trust him
For he's touched your perfect body with his mind.
Now Suzanne takes your hand
And she leads you to the river
She is wearing rags and feathers
From Salvation Army counters
And the sun pours down like honey
On our lady of the harbour
And she shows you where to look
Among the garbage and the flowers
There are heroes in the seaweed
There are children in the morning
They are leaning out for love
And they will lean that way forever
While Suzanne holds the mirror
And you want to travel with her
And you want to travel blind
And you know that you can trust her
For she's touched your perfect body with her mind.